Guardar el sueño de un niño,
velar que su frente esté templada,
que la fiebre ya remita
que el sudor empape ya su almohada,
para poder cambiarla.
Y que su rostro me sonría,
y que, en la noche, en brazos, a lo largo del pasillo,
camino de su cuarto, tras un rato meciéndole en mis brazos,
mientras mis pensamientos vuelan con él, tal vez en una playa,
entorne sus ojitos, me bese la mejilla afeitada,
y me diga, papá, te quiero, gracias.
María Moliner: ‘Diccionario de uso del español’
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El Diccionario de uso del español de María Moliner es una obra monumental.
Son dos volúmenes que la autora iba elaborando pacientemente en el salón
[…]
O...
Hace 2 días
Gracias a Dios por darnos todo lo que nos dá cada día empezando por el milagro de una nueva vida. Muchas veces sólo nos acordamos cuando las cosas no son como creemos que deben ser, cuando nos aprieta la angustia.
ResponderEliminarEs una poesía tierna y muy paternal
un beso
Me gustaron mucho estos dos poemas. Es un grato empezar a conocerte. Saludos desde Amsterdam donde sigue brillando el sol.
ResponderEliminarNo se paga con nada.
ResponderEliminarIzzie: tú lo sabes bien.
ResponderEliminarGiovanni: ¿italiano? ¿en Amsterdam? Interesante combinación. Nos vemos, gracias por tu compañía.
ResponderEliminarLucy: con un beso, y no dabes lo rico que te sientes al recibirlo.
ResponderEliminarSeguro que tú e izalda le dais todo eso que necesita y más.
ResponderEliminarBesicos.
Se intenta, Pe.
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