jueves, 31 de diciembre de 2009

31-12-2009

Feliz año nuevo a todos los que os asoméis a la ciber-ventana zahareña de Nuareg. Que el año 2010 venga cargado de besos en el cuerpo y en al alma, y de ventura y dicha y que las penas las podáis matar con pan y la compañía de vuestra gente.

Sed buenos.

lunes, 28 de diciembre de 2009

EL SALÓN DE LA ABSENTA

La escalera de la casa olía a humedad rancia y mohosa. La pintura se encontraba desconchada y muy deteriorada. No sabría precisar desde cuando no se le lavaba la cara al interior del inmueble. Helena me había convencido para que le acompañara, después de nuestra charla, y una vez terminada su última clase, a tomar una copa de absenta casera al salón de su casa. La curiosidad que me produjo semejante ofrecimiento pudo finalmente superar mis miedos y prejuicios judeocristianos, esos prejuicios que, profundamente imbricados en mi interior, me impedían simultanear dos lechos femeninos de un modo simultáneo en el tiempo, que no en el espacio. El recuerdo de mi ex-mujer, unido a las tentaciones pasadas de serle infiel con una joven estudiante, y excitante paciente, no hacían más que atormentarme martilleando las neuronas que gobernaban lo que yo entendía como nobleza de espíritu.

Esa nobleza no había sido recientemente correspondida ni comprendida por la sustituta de mi ex, en este caso una enfermera del hospital, que no había dudado lo más mínimo al liarse con el anestesista de guardia. Parece que tengo manía a esta noble profesión, aunque creo que es mucha casualidad que dos miembros de este gremio se hayan ocupado y preocupado en levantarme novias o proyectos de amante en diferentes momentos de mi vida.

Pero en este momento había podido más la tentación de lo prohibido, de lo desconocido, de la leyenda del néctar divino que era capaz de sublimar los sentidos y, una vez puestos al borde del abismo, ser capaz de hacernos llegar a las cotas más altas del placer. De mis años de estudiante curioso recordaba haber leído alguna referencia a su composición, con una mezcla de ajenjo, flores de hinojo y anís, con toques de plantas variadas que daban el toque personal de cada maestro fabricante. Todo ello destilado daba un compuesto de una altísima tasa de alcohol, potencialmente mortal, en caso de ser consumido de un modo descontrolado.Tan es así, que la tradición dio lugar a un ritual sagrado que permitía rebajarla con agua, a gusto del consumidor, evitando en alguna medida incidentes fatales en los osados bebedores.

Mientras subía las escaleras desvencijadas de aquella casa sin ascensor, con la mirada fija en la cadencia de aquellas caderas que parecían haberme hipnotizado, pensaba en sórdida escenas en la que se mezclaban vasos exóticos, con alcoholes extremos, perfumados incluso impregnados por trazas de cannabis. Pensaba en Oscar Wilde, en Sherlock Hoolmes, en Alan Poe y algún que otro maldito, pero sobre todo pensaba en Van Gogh y su oreja.

¿Que habría hecho la absenta en ese cerebro ya de por sí alterado, para inducir aquel hombre genial a cometer un acto tan autodestructivo como la autoamputación? El hecho de librarse de un apéndice auditivo, de un pabellón cartilaginoso era, para un pintor, una manera de entregar parte de su ser a una diosa a cambio de favores inconfesables. ¿Podría ser yo mismo capaz de hacer algo así?

- Venga, entra, ¿a qué esperas para entrar? ¿Te da miedo, Doc?, preguntó sin dejar de mirarme. ¿Te doy miedo?, dijo finalmente volviendo su rostro hacia una puerta abierta con alguna dificultad.

- Perdona, Helena, pensaba en un tratamiento, me he distraído, respondí poco convencido.

- No te creo, mientes muy mal, y lo sabes, sentencio Helena mientras encendía una luz de ambiente que hizo irresistible para mí el salón de su casa, el salón de la absenta.

domingo, 27 de diciembre de 2009

LO ECHAMOS A SUERTES

Eran jóvenes y bellas, como nosotros. Cantaban como dos sirenas homéricas, desde las procelosas aguas de los aledaños del estanque del Retiro. Eran los años 90 y nos robaron el corazón. Fueron efímeras, como todo lo sublimes, y las tendremos siempre en nuestro corazón...

viernes, 25 de diciembre de 2009

NAVIDAD

"... y la palabra se hizo carne y acampó entre nosotros."

Feliz Navidad

jueves, 24 de diciembre de 2009

LOVE ACTUALLY

Love actually es una película de director-guionista. Es muy buena, y lo es porque el guión es redondo. Redondo en cuanto que todo cuadra, todo se conecta con eficacia y coherencia, sin dejar cabos sueltos, sin dejar tramas sin acabar. Redondo en cuanto a que es una historia circular, que comienza y finaliza en el mismo lugar, como si toda la película hubiera transcurrido en unos pocos minutos, en esos minutos que pasan desde que los pasajeros salen de un avión hasta que se encuentran con sus familiares al otro lado de la puerta automática una vez superado el control de la Policia.
Es una comedia inglesa moderna plagada de momentos memorables, siempre dentro de ese surrealismo pícaro del que tanto tienen que aprender nuestros cineastas. De los actores de esta comedia casi coral, resulta difícil destacar uno, así que me quedo con mi Keira Knightley, bellísima como siempre y con el maestro de ceremonias de este tipo de comedias, Hugh Grant, inconmensurable.
Por si fuera poco, la acción transcurre en Londres, mi ciudad icono de ciudad, la ciudad más maravillosa del mundo, gran metrópoli por encima de todas las demás, y la ciudad más hostil del planeta. Como guinda, sale la campiña provenzal, recientemente descubierta.
Esta peli se me paso en su momento, por azares de la paternidad y gracias a mis amigos y a la tecnología solidaria de la red, la he recuperado. (Creo que se la pediré a los Reyes Magos para verla en VO).

viernes, 18 de diciembre de 2009

MIS MOMENTOS MUSICALES Nº 17

En los años ochenta de mi adolescencia no llegaron unas canciones diferentes de un tipo distinto y peculiar, con pinta de pirado. Aquellos que iban de raros encontraron en él un filón de inspiraciones varias. Los que érmos más convencionales y normalitos lo mirábamos con algo de prevención. El estilo era completamente distinto, pero pococ a poco nos fue encandilando y dejó una profunda huella esntr nosotros.
Ahora quiero recordar en italiano a Franco Battiato, artista completo a la italiana, como muchos otros, que sólo pueden venir del Bel Paese.

Lo que viene ahora viene muy al pelo de los tiempos que nos ha tocado vivir.


jueves, 17 de diciembre de 2009

LIBERTAD

Ando un poco pesadito últimamente con lo de la libertad. ¿Qué es la libertad? Vayamos a las fuentes oficiales. En su primera acepción, el DRAE nos dice "(Del lat. libertas, -ātis). 1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos."
Estos señores de la academia son muy listos y son capaces de resumir en pocas palabras algo por lo que miles, millones de personas han dado su vida, o ni siquiera eso, la han dado para que otros, a los que no llegaron a conocer, tal vez nosotros, fueran libres algún día.
Si seguimos avanzando en las acepciones de este vocablo en nuestra preciosa lengua, nos encontramos con las siguientes, algo más matizadas, pero más reveladoras si cabe:

"~ de conciencia.

1. f. Facultad de profesar cualquier religión sin ser inquietado por la autoridad pública.

~ de cultos.

1. f. Derecho de practicar públicamente los actos de la religión que cada uno profesa.

~ de imprenta.

1. f. Facultad de imprimir cuanto se quiera, sin previa censura, con sujeción a las leyes.

~ del espíritu.

1. f. Dominio o señorío del ánimo sobre las pasiones.

~ de pensamiento.

1. f. Derecho de manifestar, defender y propagar las opiniones propias."

Es difícil leer estas certeras definiciones y permanecer tranquilo en este mundo, ojo, en este mundo.
Reflexiono más aún. ¿Por qué vivimos en sociedad? ¿Cuál fue el origen del mundo en que vivimos? ¿Por qué se juntaron tres parejas de homínidos en la noche de los tiempos? ¿Por qué se empezó, en la sima de una hipotética Atapuerca, a curar al enfermo y no dejar solo al anciano?

¿Cuándo decidimos crear el Estado? A algún héroe de otros siglo se le ocurrió pensar que la unión hace la fuerza y que si nos ayudábamos entre vecinos todos salíamos ganado y nos beneficiamos de las cosas buenas de cada uno. En una suerte de mundo utópico y buenista en que todos éramos soldarios, como en la Constitución de las Cortes de Cádiz, según la cual los españoles debían ser justos y benéficos, se decidió crear un ente "suprapersonal" que velara por el cumplimiento de las normas y repartiera la riqueza por igual, según criterios de justicia y equidad. Pero ese ente creció y creció y engulló a sus creadores, formándose una especie de "matrix", en la que los credores quedaron englobados, perdiendo su libertad.

¿Estamos dentro de ese "Matrix"? Tal vez, yo no lo sé. Quiero creer que no. Quiero pensar que no. Lucho cada día por que no sea así. No me corresponde a mí decir si es así o no. Si recordáis la película, hasta los sistemas perfectos tienen sus fallos y mientras nuestro cerebrro gobierne, mientras el capitán de la nave pueda levantarse y dar un golpe de timón, la nave podrá decidir cual es el rumbo que quiere seguir.

Vientos de libertad soplan en las velas de nuestras vidas. Vientos de libertad que llenan el mundo de espíritus puros, que no deben dejar que sus voces sean ahogadas por el griterio de lo absurdo, de lo injusto, de las órdenes de un matrix que siempre nos ha sido ajeno.

QUE NADIE OS DIGA LO QUE TENÉIS QUE PENSAR, QUE NADIE OS DIGA LO QUE NO TENÉIS QUE NO PENSAR. SED LIBRES, PERO LIBRES DE VERDAD.

domingo, 13 de diciembre de 2009

HACE UN AÑO ...

Ayer, hace un año, las calles frías me veían pasar, enfundados bufanda y guantes, tal vez con un gorro que tapaba la coronilla, tímidamente descubierta por el paso de los años. Los inviernos han ido pasando irrespetuosos, frescos y desapacibles, aunque llenos de estímulos, proyectos y esperanzas. Este año ha pasado realmente como uno más, aunque me haya hecho cambiar de década, convencional y temporalmente hablando, pues el envejecimiento biológico es cosa de cada día y el mental no depende tanto del deterioro de las células como de ese intangible que nos gobierna y nos hace ser como somos.
Curioso echo la vista atrás de este último año, y lo veo un poco como los anteriores, pero con este blog en mi "haber".
Todavía sigo como el primer día, sin saber muy bien hasta donde me va a llevar, si es que ha de llevarme a algún sitio. Parece fruto de pequeños impulsos que hacen que avance, no tanto como en el fondo yo quisiera. Los hombres proponemos y planeamos, pero la realidad nos marca un ritmo que a veces es difícil, incluso imposible, romper.
Ando últimamente algo descarriado en cuanto a mi producción escrita,y tengo temas en el tintero que parecen no querer salir a la luz. A veces es por cansancio, otras por sobrecarga laboral, bastants por problemas informáticas en el trabajo, donde, como algunos sabéis, he compuesto varias de mis entradas.
La Navidad 2009 ya está aquí y me hace recordar la 2008 y muchas otras, siempre con una mezcla de nostalgia y alegría, como creo que en el fondo a todos os ocurre. Tiempo hay para los buenos propósitos del año nuevo. Mientras tanto habrá que darlo todo en estos días que se abren a nosotros como el libro de la vida, de la esperanza por ser mejores con la ayuda de aquel que nació entre los pobres hace tantos y tantos años.
Gracias por estar ahí desde el 12 de Diciembre de 2008. Seguiremos al pie del cañón, con más o menos fortuna, el tiempo que sea menester, que seguro será mucho.

sábado, 5 de diciembre de 2009

GOTITAS DE PLUGGE

Las gotitas de Plugge lo inundan todo, y hacen que el contacto entre nosotros, los humanos, sea íntimo incluso en la distancia. Resulta difícil aislarse de estas micropulverizaciones que flotan libres y caprichosas a nuestro alrededor. Siempre han estado ahí, vehiculando vida microscópica, vida al fin y al cabo.
A veces las consecuencias de su transitar por la zona más baja de la atmósfera terrestre, en la que habitamos, es mala, incluso funesta. Nuestra lucha nos dice, por sus resultados, que siempre vencemos, que siempre estamos ahí, aunque en en el fragor de la batalla, nuestro bando pierde efectivos de un modo inexorable. La enfermería se llena de mucosidades, toses, mialgias y estornudos reincidentes, como los que hacen estallar mis narinas en este mismo momento. Señores, el general Invierno ha llegado, saltándose a la torera las barreras de la lógica de la Meteorología, y como no sabemos ya por donde nos da el aire (aunque sospecho que nunca lo hemos sabido del todo), tal vez el veranillo de San Miguel pueda llegar a ser el de San Silvestre y nos permita calzarnos las chanclas y dar un garbeíto por las playas del Sur antes de zamparnos las doce uvas.
Resulta iconoclasta y algo provocador hablar de cuestiones infecciosas, en estos tiempos en que las infecciones se transmiten por decreto-ley planetario y global, pero me da la impresión de que las gotitas de Plugge deben alucinar con nosotros los humanos, en los que viven y se multiplican, vehiculando desde hace milenios todo tipo de miasma, a cual más molesto y dañino, sin que los mandamases se hayan preocupado lo más mínimo.
Piensan estas gotitas que tampoco son tan malas, que vuelan libres en el ambiente y, a pesar de ser invisibles y silenciosas, no deben ser consideradas como un enemigo vicioso y tabernario. Piensan eso mientras, en otras latitudes, conviven con monstruos cuasi-jurásicos como el mosquito anopheles, que produce más bajas que los virus que ellas vehiculan inocentemente y los miembros de la raza humana no parecen preocupados. Y eso sin referirse a otros virus más dañinos y fatales que circulan por las redes de la explotación lúbrica de los impulsos más bellos transformados en la auténtica esclavitud que asola desde los cuartos más oscuros, lúgubres y obscenos
a las alcobas más lujosas de las sociedades más ricas de eso que llaman Humanidad.
El cuerpo les pide a estas gotitas pensar en conspiraciones malintencionadas, valga la redundancia, pues la historia que conocen, que es toda la de los hombres sobre la Tierra, esta llena de planes siniestros. Su contacto íntimo con los humanos les permite conocer los más recónditos pensamientos de todos ellos, del más alto mandatario al más pobres mendigo. Ellas conocen la verdad, pero creo que jamás la darán a conocer.
Mientras tanto, y a la espera de que los efectos de la epidemia, una más de miles, nos abandonen y dejen paso a la siguiente, cada vez más organizada y menos inesperada, nos quedaremos en casa, viendo películas bajadas del emule, que tiene los días contados.

domingo, 22 de noviembre de 2009

40

¡¡¡Felicidades!!!

Aquí está tu post, con tu canción.

TQM



P.S.: Ha quedado un poco hortera, pero el amor es "ansí".

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿REIR O LLORAR?

Tomando la pregunta de un modo genérico y "en abstracto", esta claro que prefiero mil veces reir, que menuda está la vida como para desaprovechar las ocasiones en las que uno se lo puede pasar bien. Y es que para llorar siempre hay tiempo. Sólo con que nos tomáramos un poco en serio el telediario la cosa era como para empezar y no parar.

Me refiero, sin embargo, a esos momentos de magia y luz oscura que pasamos en el cine y, sobre todo, en el teatro, dramático o musical, o sea, de la Ópera. Como imaginaréis he hecho una nueva incursión dentro de mi abono en el Real, que me ha dado pie para hacer la reflexión qu nos ocupa. Son más de sesenta ya las ocasiones en las que he disfrutado, o no, de la música y la voz en este foro tan impresionante y he de deciros que los llantos se cuentan con la mitad de los dedos de una mano, y eso que los argumentos de las óperas son tela, telita, tela: padres que matan hijas, maridos ultrajados, hijos abandonados, príncipes destronados, princesas deshonradas, muerte, desolación e ignominia por doquier. Reir, siempre he reído cuando el tema lo merecía, y no por obligación, pues el público del Real es de lo más especialito, y no regala los aplausos ni las risas de cualquier manera y a cualquier precio, sino por auténtica devoción.

La cuestión que se me plantea rebate el famoso dicho de los actores de que es más difícil hacer reir que hacer llorar. En nuestro musical caso, las tornas parecen volverse del revés y no sé cuales serán los motivos. Tal vez porque los cantantes, hartos de los sufrimientos antes descritos, tomen el argumento de las óperas de "color de rosa" como una tabla de salvación para verle la cara alegre a la vida y eso se refleje en sus interpretaciones. El caso es que he visto actuar a grandes tenores en actuaciones dramática y han logrado emocionarme, hacerme palpitar con frenesí, ponerme en su piel, pero en muchas ocasiones, tal vez más pendiente de un aria majestuosa que luego no lo era tanto, me he quedado igual o peor que estaba. He visto y oído con gozo cantar a Rossini, como hace poco con L'italiana in Argel, y me partido de risa con grandes cantantes, mujeres y hombres, con más gracia que Chiquito de la Calzada.

Mi consejo es que vayáis a la ópera, a reir o llorar, y para animaros más o doy un par de muestras de ambas emociones.





lunes, 9 de noviembre de 2009

EL PACIENTE INGLÉS

Han pasado trece años desde que se estrenó El paciente inglés. El tiempo corre a tanta velocidad que merecería ser multado. Recuerdo perfectamente
lo que hacía en aquellos años, así como la honda huella que dejó en mí la historia de ese amor tan desgarrado y desgraciado que narra la película. Son historias como estas las que nos enganchan en la pantalla, historias en las que el guionista-director, cual dios justiciero se ceba en la desgracia de
personas corrientes, sometiéndoles a unas pruebas cada vez más duras, a unos castigos cada vez más severos, a un sufrimiento cada vez más intenso.
La sensibilidad de las personas parece que va con los tiempos, aunque hay registros que siempre nos cazan, nos atrapan, nos hacen incluso ponernos en la piel de los sufridores amantes, como los que protagonizan esta historia de amor, desierto y II Guerra Mundial.
A veces pienso que las historia de la Literatura y, más aun, del Cine del siglo XX no habría sido la misma sin este3 terrible conflicto que sacudió nuestro planeta durante casi siete años. Incluir la IIGM en cualquier obra de estas características, si se ve acompañada de una trama interesante, hace que el éxito de la misma esté garantizada. Y no me refiero a historias sobre la IIGM, del estilo Pearl Harbour, sino a historias en la II GM, como la que nos ocupa. Se trata de personajes sencillos metidos en un jaleo mayúsculo y que ven truncadas sus vidas por causa de la guerra. Eso sí, la cosa es complicada y algo retorcida, porque se entremezclan varias historias de amor con sus propios avatares y desgracias añadidas.
Imagino que, como gente de bien que sois, la habréis visto no una, sino varias veces. Son Laszlo, Kathe, Hanna, Kip y David Caravaggio son personajes normales sometidos a agresiones extraordinarias. Son almas atormentadas en un mundo que se desmorona, tratando de encontrar su rumbo, a veces de un modo egoísta, casi suicida; otras intentando abrir los ojos ante el amor verdadero.

El director, Anthony Minghella, nos dejó hace más de un año, con historias por hacer, por lo que nos queda su obra para disfrutar con la sensibilidad y la capacidad de ambientar historias del pasado como si estuviéramos envueltos en ellas.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

POR UNA CABEZA

Bailar no es lo mío, cantar tampoco, pero puestos a elegir me quedo con este pedazo de tenor argentino, engominado y enchaquetado, con una fuerza y una pasión difíciles de igualar.

Enfundado en ese traje y con un micrófono, acompañado de bandoneón, piano, contrabajo y violín quedaría rebién.

Que a ustedes les guste.

lunes, 2 de noviembre de 2009

EL CAFÉ DE LAS ARTES

Durante años y años, el palacio de Abrantes había pasado frente a mí, y yo frente a él, al final de la calle Mayor, sin más pena que gloria, eclipsado por edificios más nobles, si puede emplearse este término, más poderosos, más emblemáticos o arrinconado simplemente por mi prisa y lo acelerado de mis pasos, unos pasos que me encaminaban hacia los santos lugares del foro madrileño.

Aquel día, más pausado y con más años en mis alforjas, su contemplación me deparaba una sensación de calma tensa y una inquietud que no concordaban con los propósitos que me habían llevado a ese lugar, actual
Istituto Italiano di Cultura. Antigua embajada, desde finales del siglo XIX, quedó finalmente convertido en centro docente después de una serie de avatares, bélicos unos y oportunos otros, que llevaron al embajador a la noble calle de Juan Bravo, dejando el robusto y elegante edificio para el goce y disfrute de jóvenes de todas las edades, incluido yo mismo, cuarentón recién estrenado con una vida por rehacer.

Y en los bajos de aquel edificio, donde tal vez se encontrara una antigua bodega, o la entrada a habitaciones de los siervos o de castigo para miembros del populacho que se habían metido en camisa de once varas, me encontraba yo, frente a unos ojos almendrados color oliva, que me escrutaban ansiosos de conocer mis proyectos y planes, con la lingua como excusa y con una cicatriz en su fosa ilíaca derecha, obra de mis manos, unas manos que golpeaban nerviosas el mármol de las mesas de la cafetería, a la espera de que la camarera, de importación piamontesa, nos sirviera el preceptivo par de capuchinos.

- No puedo creer que no me recuerdes, inquirió lanzada Helena rompiendo el hielo. Tú trabajabas en El Escorial y yo asistía a un curso de verano en la Universidad Complutense.

- La verdad es que algo familiar sí que me resultas, aunque de eso puede hacer más de diez años. De todos modos, no te apures, en aquella época no era raro que allí operáramos a estudiantes extranjeras de la Universidad de Verano. Por lo que veo, la operación dejó huella en ti, respondí dejando caer para seguir con el hilo de la conversación, algo presuntuoso.

Helena comenzó a contarme su vida pasada de un modo que me hizo ruborizar de un modo vergonzoso. El curso se llamaba La alimentación en el mundo mediterráneo. Del banquete platónico a las dietas cardiosaludables, y mi reciente amiga era una tierna estudiante de filología italiana con la mayoría de edad recién estrenada. En realidad el curso era una tapadera, pues se había escapado de casa con su profesor de Literatura Medieval, que impartía una charla en el curso. La loca Helena había engatusado al famoso profesor Tornatore, experto en el Medievo y cincuentón padre de tres hijas, y le había arrastrado a su apartamento del centro de Lucca, donde vivía mientras asistía diariamente a sus clases en la Universidad de Pisa. El escándalo fue mayúsculo, aunque prontamente tapado por una cínica y puritana cúpula docente, que envió al profesor a una gira por las universidades de verano de toda Europa, con la esperanza de que olvidara a su pérfida e irresistible alumna.

No contaban con la decisión de la joven y la osadía de sus pocos años y el tiro les salió por la culata. El Escorial era la tercera etapa de un periplo que venía de la Provenza, pasando por la Pompeu Fabrá y la Autónoma de Barcelona, antes de llegar a la sierra madrileña.

- ¿Te diagnostiqué pronto la apendicitis?, pregunté entre vanidoso e inseguro.

- Ja, ja, ja. La verdad es que creo que eras un pardillo novato y, encima, recién casado, contestó divertida.

-¿Y cómo sabías tú eso, si ni siquiera hablabas español en esa época?, insistí ya enfadado.

- Veo que ya empiezas a recordar, seguro que te fijaste en mí, aunque no lo puedas reconocer.

Helena me relató como su amado profesor, ya olvidado, buscó al mejor médico de los alrededores, aunque con una discreción nada desdeñable, pues pensaba que su conquista post-adolescente estaba embarazada y requería unos cuidados prudentes y sin aspavientos. Afortunadamente para ella, la gestación quedó descartada y, más tranquilo llevó a Helena a urgencias del hospital comarcal cercano, donde yo estaba de guardia.

- Quien si se fijó en ti fue el anestesista, muy majo pero bastante golfete. Ahora que lo dices, recuerdo que se gasto un buen cachondeo a mi costa a cuento de tu apendicitis. Está mal que yo lo diga, pero eras todo un bombón, confesé algo apurado.

-¿Cómo que "era todo un bombón", doctorcito? En España los hombres sois demasiado bruscos, aunque no sé si sois peores que los zalameros y mentirosos de mis compatriotas.

Pasaron dos horas entre risas y chanzas, todas ellas de Helena hacia mí, una Helena que se había convertido en toda un experta en detectar hombres con problemas del cuore, tal vez para curárselos con sus cuidados expertos o para hacerles sufrir aún más haciéndoles albergar esperanzar de placeres sin fin en su ático junto a Puerta Cerrada.

lunes, 26 de octubre de 2009

EL TIEMPO PERDIDO

No es lo mismo que perder el tiempo, eso lo sabemos todos. Esto último es trivial, superfluo, algo pueril, un desperdicio inconsciente de aquello que tenemos entre manos, de esos instantes sucesivos que conforman nuestra existencia. Sin embargo, muchos lo hacemos, entregándonos voluptuosos a la desidia de hacer aquello que no queremos o no hacer aquello que queremos, tal vez empujados por el río de una vida que parece no pertenecernos, o más posiblemente porque sí, porque somos así o porque nadie nos informa de que en realidad no somos así pero existen poderes ocultos que nos mueven en esa dirección. Las sirenas de nuestra Odisea personal se encuentran detrás de cualquier esquina, emitiendo unos cantos que nos desvían de la ruta marcada cabalmente, hacia lugares ignotos, sumergidos en momentos que parecen no pasar, en tiempos que se hacen perdidos, de tanto perder el tiempo.
En mi ya lejana juventud me acerque al tiempo perdido, me acerque a En busca del tiempo perdido, con la osadía de los pocos años. Literalmente mi cerebro rebotó en su mensaje, o viceversa. Imposible avanzar, frustración literaria que aún no he superado, a pesar de Umbral y Los placeres y los días. de momento no he tenido la ocasión de revisitar El amor de Swan, de Marcel Proust, y espero que, como ocurrió hace años con El nombre de la rosa, el tiempo perdido pueda ser recuperado, al menos para corregir carencias literarias aparentemente difíciles de soportar.
Sin embargo, pienso, y lo hago con total convencimiento, el tiempo perdido, perdido está y jamás volverá a nuestras manos. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres ... esas ... ¡no volverán! No es fatalismo, depresión, ni melancolía, es una observación relativa a la vida que se nos ha dado. Buscarlo puede ser inútil, un sinsentido, jamás lo encontraremos. Pero no todo está perdido, valga la redundancia, según mi modo de ver las cosas.
Aceptando que el tiempo no lo podemos recuperar, pensemos que existen también las oportunidades perdidas y, con ellas, las segundas oportunidades, aquellos trenes que podemos coger en el siguiente apeadero, si es que conseguimos encontrar un atajo o que un amigo nos acerque en coche, tal vez sorteando peligros mayores.
También es curioso como estas oportunidades extemporáneas que se nos conceden a veces son asociadas por muchos de nosotros a aquel amor que no pudo ser y que años después vuelve ante nosotros, paseándose tentador ante nosotros, endiabladamente tentador, revolviendo los fantasmas de nuestro pasado, agitando las conexiones de nuestra memoria retiniana con el hipotálamo de las más bajas pasiones.
De nuevo el error se presenta inmisericorde. Heráclito ya nos desveló hace siglos y silos que no es posible bañarse dos veces en el mismo río. No somos lo que fuimos, más bien somos lo que hemos sido y hemos dejado de ser, una mezcla de ambas cosas, como aquellas oscuras golondrinas, que no volverán.
Eso no quita para que las oportunidades perdidas deban quedarse en el saco del olvido y que no debamos perseverar hasta la extenuación.
El tiempo perdido, la pérdida de tiempo, la segunda oportunidad. Tres patas que sostienen el taburete de nuestra vida.
Fijaos si son importante las oportunidades perdidas, que hasta inspiraron la mejor canción de la historia de la música pop.



NUAREJADA Nº7




















Tres mudanzas equivalen a un incendio . ¿Hay alguien que lo dude?

LOST IN TRANSLATION


Reconozco lo impresentable de mi retraso, pero más vale tarde que nunca. Me acerqué a Sofía Coppola con ganas de ver una buena película, como apuntaban todos los datos en mi poder, pero sin tener ni la más remota idea del argumento de la película.
Sin contar nada a aquellos, si es que los hay, que aún no la han visto, viene a ser como buscar el lugar más parecido a Marte en la Tierra para soltar a dos almas gemelas, dejarlas aisladas del resto del mundo y permitir, por obra y gracia de un guión maravilloso, que se encuentren, orbiten entre sí durante unos días y pasen cosas que no estoy autorizado a contar.
Sensual, sofisticada, tierna, cruda, divertida, joven pero madura. Así es esta película.

La he visto, al final con la boca abierta y he pensado ¿que coño pasó en 2003 para que se quedara sólo con el Oscar al mejor guión? Mi memoria es flaca, pero para algo está la Wikipedia, que todo lo sabe.
El Señor de los Anillos tiene la culpa, y los previsibles señores de Hollywood, que son la voz de no sé que amo, más todavía. En lugar de dársela a la primera parte, la mejor de todas, decidieron dejar el reconocimiento para el final, cuando todo el pescado lo teníamos vendido y comprado, cometiendo una de las grandes injusticias de la historia del Cine.
Bill Murray podría pasar sin este premio, otras pelis se lo podrán dar, pero para Sofia, la injusticia ya está hecha. Nada podrá igualar a Lost in translation. Podrá hacer películas mejores, pero no como ésta. Tranquila Sofia, Tolkien seguro que te habría votado a ti.

sábado, 24 de octubre de 2009

CADILLAC SOLITARIO

Todos conocéis a Sabina, ¿no? Pues él escribió esta canción y yo he tenido la suerte de poderla cantar ...

Pues eso.

martes, 20 de octubre de 2009

DESPACHO NÚMERO 1

Helena era una mujer hermosa, tal y como anticipaba el timbre de su voz, incluso al otro lado de la línea telefónica. Estaba sentada, ligeramente recostada en una butaca algo fea y anticuada, fruto tal vez de un enésimo recorte de fondos del Istituto. Leía muy interesada, casi embelesada, lo que parecía un manuscrito muy extenso y, por su gesto concentrado, también muy intenso.

Permanecí durante largos segundos, incluso minutos, bajo el marco de la puerta blanca de cristal opaco, entreabierta, sin emitir ruido alguno, hasta que Helena levantó primero sus ojos, arqueando las cejas, y luego la cabeza, hasta encontrarme en el radio de acción de su mirada.Helena era, como ya he dicho, una mujer hermosa, y ella lo sabía. Conocía el efecto turbador que provocaba en los hombres, y yo no fui una excepción en ese sentido. Su aspecto parecía inicialmente desaliñado, informalmente vestida, sin estridencias, aunque sutil y eficazmente maquillada. Observada más lentamente, su vestimenta (pañuelo de seda al cuello, camiseta blanca, pantalón vaquero gastado) no había sido escogida al azar. Formaba parte de su estrategia de parecer sencilla a las mujeres y mostrarse arrebatadora a los hombres: pelo corto, muy moreno, peinado con gomina, muy estiloso, parcialmente de punta; gafas de pasta, tal vez sólo para leer, que una vez fuera de su rostro, mostraban unos ojos almendrados, del color de la canción de Fito y Fitipaldis.

Pasé unos segundos, que añadidos a los anteriores de la espera ante la puerta, se hicieron interminables, contemplando su belleza, sin emitir sonido alguno. Su mirada duró unos instantes muy breves, bajando de nuevo su cabeza para continuar leyendo el manuscrito. Mientras leía, y yo permanecía alelado frente a ella sin pronunciar palabra, me espetó en un perfecto castellano: "¿En qué puedo atenderle?".

-Buenas tardes, tengo una cita con usted para realizar una prueba de nivel para un curso de italiano, contesté de carrerilla, sin mirarla a los ojos y casi sin respirar.

-Ah, así que es usted el cirujano madrileño divorciado ... Muy bien, muy bien, venga conmigo y hablaremos mejor en el aula de audiciones.

Mientras seguía hipnotizado la cadencia rotunda del movimiento de sus caderas me preguntaba como diantre sabía esta chica que yo era cirujano y que yo estaba divorciado, cosa que por otro lado, era inexacta, pues en realidad estaba separado. No es que tuviera un especial celo por mi vida privada, pero el hecho de que fuera una mujer tan hermosa la que me inquiriera de esa manera me llenaba de una especial intranquilidad.El aula de audiciones era toda de madera, bastante destartalada, con los techos altos, artísticos y con aspecto de ser calurosa en verano y gélida en invierno. En aquel otoño lluvioso en que nos hallábamos, un ligero frescor invitaba a seguir con la chaqueta, a pesar de aquel sudor cálido que todavía recorría mi espalda.

Helena se sentó en la mesa, con las piernas cruzadas, ligeramente inclinada hacia adelante. Yo me senté enfrente, en una silla parecida a aquellas que teníamos en la facultad, tan universales, con un apoyabrazos y un soporte para los apuntes en madera lacada, llena de mensajes escritos a bolígrafo, con todo tipo de grafías y mensajes, más o menos explícitos, más o menos inspirados.

Pasamos un buen rato charlando, desde un principio animadamente, sin entrar en detalles en nuestras vidas, manteniendo mi intriga después de haberme dado una pincelada aguda que mostraba que sabía más de lo que parecía de mi vida: "Ah, así que es usted el cirujano madrileño divorciado".

Las preguntas que me hacía y mis respuestas, en general escuetas y bastante pobres, llenaron finalmente los doce minutos que estaba previsto durara la pruebas de nivel. Al finalizar la misma, nos saludamos esbozando una sonrisa y nos dimos con firmeza la mano.

-¿Cuándo conoceré el resultado de la prueba?, pregunte antes de despedirme.

-Por mí se lo puedo decir ya. Va a pasar usted al nivel B1, y en seis meses, podrá irse a Italia a trabajar sin problemas, contestó.

Esta respuesta, aparentemente inocente, me dejó pensativo durante segundos, hasta que me decidí y contesté:

-Perdone, pero yo sólo quería ampliar mis conocimientos y conocer gente distinta, no voy a trabajar en Italia.

Helena, con una mirada más enigmática si cabe, me volvió a sonreír, cogió la carpeta con el manuscrito que había estado leyendo previamente, se despidió cortésmente y dio media vuelta con dirección a su despacho.

Todavía algo trastornado, decidí marcharme e ir a comprar los textos necesarios para comenzar el curso. Atravesé el hall interior y me encaminé hacia las escaleras. La puerta del despacho número 1 permanecía aún entreabierta, y se oía un rumor de papeles antiguos que eran manipulados delicadamente. Cuando estaba a punto de salir por la puerta de manera que se abría al final de las escaleras, inconscientemente, miré hacia atrás.

Allí se encontraba Helena, con el manuscrito sobre su pecho, las gafas sobre el pelo y los ojos muy abiertos. Me miró, sonrió y levantó levemente su jersey, mostrándome su ombligo y, unos centímetros a la derecha, un pequeña cicatriz. Sin dejar que la sonrisa decayera, preguntó:

- ¿Tan mala memoria tiene, doctor?

viernes, 9 de octubre de 2009

FUEGO

Vida hecha muerte en un instante.

Pureza de cenizas voladoras.

Asfixia en momentos extremos.

Horror de carreras alocadas.

Morir abatido por entero.

Alimentado por la carne y la madera.

Fruto del bosque renacido

Desmán enhiesto, pluma grisácea,

cielo partido de mechas encendidas.

jueves, 8 de octubre de 2009

ODIO A NICOLAS PAGE

Este es un post inesperado y algo iconoplatia. Me parece un petardo de actor, lo siento para aquellos a los que le guste.
Perdón por la incorrección, no es un actor, es un señor que sale en películas, en general malas, salvo excepciones honrosas, no sé, como Hechizo de Luna o Leaving las Vegas.
Me parece inexpresivo y un pelma.
Lo siento, perdón por los exabruptos, pero es que acabo de visionar un pastelón que para nada recomiendo.
Si a alguien le gustaba Family man, lo siento, a mí no. Prometo el próximo día escribir de Gringo Viejo y Havana.

LA ESCALERA DE ABRANTES

Doblé indeciso la esquina de la calle grande de otro tiempo, cuando la ciudad era una villa, los carros eran de madera, las luces eran de cera y las gentes eran de otra pasta. Tal vez alguna de las losas que cubren la calzada por la que paseo, finalmente decidido, hayan sido holladas por cientos y miles de pies calzados durante generaciones, mojadas por esa misma lluvia que tan de rogar se ha hecho siempre en la villa y corte.
Frente a mí la calle ascendía ligeramente empinada, haciendo sudar a algunos esforzados ciclistas de ocasión, casco y rodillera. El móvil zumbó entonces en mi bolsillo izquierdo, recordándome la cita que me llevaba a aquel rincón del viejo lugarón que tantos años me había acogido en su seno. "Helena, 4 de la tarde, despacho número 1".
Me acerqué por fin al palacio donde los cursos de italiano se impartían desde hace años, especialmente a imberbes estudiantes con destino a un Erasmus de desenfreno en el Bel paese, de vez en cuando a algún separad@ en busca de nuevas amistades, ocasionalmente a cantantes de ópera con aspiraciones de gloria y muy de cuando en cuando a matrimonios con ganas de ampliar sus miras. Por desgracia para mí, que encuadraba en el primer grupo, en el de los hombres solos que antes no lo eran y que creen que necesitan en seguida dejar se serlo, aunque casi nunca encuentran nada.
Helena tenía una voz muy melodiosa, lo cual no resultaría extraño dada su nacionalidad, y me pareció que debía de ser guapa, tal vez hermosa, al menos eso me inspiraba la conversación que habíamos tenido hacía unos días. Las escaleras eran de mármol blanco, empinada, y terminaban en unas mesas donde unas jóvenes y dinámicas professoressas ilustraban a visitantes ocasionales. Pasé por entre las mesas con un tímido "Scusi" y me adentré en el hall interior del instituto.
Frente a mí, el despacho número 1. Un sudor templado me caía discretamente por la espalda, como un anticipo de todo lo que me esperaba en los próximos meses. Era algo que Helena, algo bruja, intuía.
Tal vez os cuente otro día el porqué ...

miércoles, 7 de octubre de 2009

TAKE A WALK ON THE WILD SIDE

Difícil tarea la de vivir. Soltado el exabrupto continúo meditando y pensando en voz alta, o “en letra alta y baja” más bien, valga el hipérbaton.

Complejidad. Parece ser la máxima de la existencia de muchos de nosotros. La belleza está en lo sencillo. El lema de mayor éxito entre muchos diseñadores de todo tipo de vertientes de la creación de nuestro tiempo es la simpleza, los “mínimos”. Algunos podrían interpretar esta tendencia como una ausencia de recursos, como una falta de conocimientos y destrezas para dar mayor riqueza a lo que se quiere transmitir. Exuberancia frente a sencillez.

¿Qué quiero yo transmitir cuando hablo, cuando me expreso? ¿Qué quiero que quede de mi mensaje?

Recuerdo que mi anterior jefa siempre llevaba a cabo una estrategia para librarse de subordinados pelmazos (yo entre ellos a veces): sólo una petición por audiencia. A la segunda, ni puñetero caso, no sé si por cosas de la edad o por estrategia en sí misma. Cuando planteamos nuestras ideas, será mejor referirse a un objetivo principal, haciendo que quede claro y meridiano a la persona que tenemos enfrente.

Simplicidad, o mejor dicho sencillez. Por esos mundos me muevo. Un mensaje, una idea, ese es el objetivo. “Te quiero”, sin matices ni peros ni porqués. Te quiero y punto. Un beso, el beso de un niño; ese es el paradigma de la sencillez, de la entrega gratuita, más aún que la de sus progenitores.

Volvamos a los mínimos y a la complejidad. ¿Es lo complejo mejor que lo sencillo? ¿Es lo relativo mejor que lo absoluto? En estos tiempos que corren parece claro que las corrientes de opinión reinantes dirán que si a lo segundo y que depende a lo primero. Eso es ser relativista. Los valores absolutos han pasado a la historia. ¿Es esto bueno o malo? Pues depende. ¿Quién es nadie para decir que es bueno o malo, que es correcto o incorrecto? En el fondo, el barroquismo intelectual vence a las corrientes más sencillas, y da la impresión de que no nos damos cuenta de que el arte no ha avanzado mucho desde Altamira y que puede que en el incendio de la biblioteca de Alejandría cayeran en el fragor del fuego muchas ideas que tal vez hoy podrían revolucionar el mundo (no he visto “Ágora”, que conste).

Si hay dos maneras de hacer las cosas, elige la más sencilla, para todo, para el trabajo, para conquistar a tu amad@, para la vida, para tu mundo, para su mundo, para nuestro mundo. Y sobre todo, el lado oscuro, sólo para Star Wars y su reverso tenebroso.

Por cierto, os propongo más bien hacer incursiones en el lado salvaje de la vida, EN LA PASIÓN POR HACER COSAS NUEVAS, O VIEJAS Y OLVIDADAS, QUE MÁS DA y para ello os sugiero el siguiente momento musical.

martes, 6 de octubre de 2009

EL LADO OSCURO

Que conste que estoy haciendo un esfuerzo, por mí mismo, y por este blog, para inaugurar las entradas del mes de Octubre, y es que últimamente ando algo disperso con temas varios, laborales incluso, de investigación y todo, que me despistan de lo que de veras me gusta, que es escribir.
Las lluvias se marcharon repentina pero no sorpresivamente, y parece que las musas se marcharon con ellas, tal vez a la otra punta del planeta. Que sepan que no pienso perseguirlas, ya vendrán si quieren. Si no lo hacen, me iré al Corte Inglés a buscarlas si hace falta.
Me pedían hace unos días que me adentrara en el lado oscuro de la vida, y llevo dando vueltas al tema desde entonces. Y no puedo.
Creo que vivo tan cerca del lado oscuro, en un contacto tan próximo a ciertas cosas oscuras de la vida que no me sale. Mi tono habitual tiende a lo amable, al menos a un final esperanzado, habida cuenta la negrura de los horizontes que contemplamos.
Mientras tanto, maquino y maquino sin parar, sobre las andanzas de un cirujano, aprendiz de italiano, descreído de ciertas cosas de la vida, que sí que enctrará en contacto con el lado oscuro. ¿Un alter ego? Puo essere, chi lo sà.

Pero volviendo al lado oscuro, se me ocurre seguir de maniobras ...




martes, 29 de septiembre de 2009

MIS MOMENTOS MUSICALES Nº 8

Dentro mis descubrimientos derivados del proceso de italofilia en que me encuentro, tal vez el más impactante ha sido el de Luciano Lugabue. Por las Españas es un total desconocido, sólo al alcance de unos pocos iniciados, entre los que ya me encuentro.

Lo descubrí en una redada discográfica en un gran almacén del centro de Milán. Vi el concierto en l'Arena de Verona, lo escuché y me pareció muy bueno. Al llegar a España, sólo os puedo decir que recultó ser espectacular.

El cantautor en cuestión es un mito en su país, y no es para menos. Cumple todos los criterios de artista polifacético: escritor, cantante, cineasta. Para más datos, podéis consultar http://it.wikipedia.org/wiki/Luciano_Ligabue, y para disfrutar, os dejo una muestra de una de sus canciones. Sería una gozada coger la guitarra, sentarse ante un público entregado y cantar "Sono qui per l'amore ..."

martes, 22 de septiembre de 2009

LA CALLE MOJADA

Las gotas habían aumentado de tamaño, comenzaba a arreciar la lluvia. La tarde había comenzado dubitativa, pero el cielo parecía querer cambiar las tornas, después de una canícula abrasadora de dos meses interminables. Por eso y por otros motivos que tal vez más adelante desvele, decidí continuar con mi caminata, aun a riesgo de caer presa de los virus estacionales que se reproducían por doquier.

El aire estaba cambiando, lo llevaba haciendo ya desde muy temprano, nada más comenzar a clarear. Los animales lo notaban, con un canto alegre, transmitido de un modo diferente por la humedad del ambiente.

Los conductos de mi respiración parecían abrirse, dilatados por ese aire pasado por agua. Esta respiración facilitada, este intercambio gaseoso optimizado hizo que mi marcha se hiciera dinámica, por momentos agresiva, y mis pasos me llevaron a la esquina del gran puente de los suicidas. Menudo nombrecito el del puente, recuerdo de una época de caída trágicas de gentes desesperadas, truncadas por un ayuntamiento más sensible a la estética que a la ética.

Frente a mí se abría la calle grande de otros siglos, de carroza, caballo y abanico. Los coches, en teoría proscritos por estos lares, subían y bajaban ignorando los edificios y monumentos que dejaban a ambos lados de su camino, más pendientes de pasar el último semáforo en ámbar que de las maravillas que crecían en ambas aceras, sin prestar siquiera atención a aquellas rubias que se inmortalizaban mutuamente con pelo rubio, ombligo y minifalda, indumentaria más propia del calor irradiado por la piedra granítica de un Agosto en la villa y corte que de una tarde pre-otoñal como ésta.

Piedra a un lado y otro de la calle, también en el suelo, aunque ésta era nueva en los lado y sepultada por petróleo sólido en su parte central, ahogando el adoquín y la losa de otras épocas. Grupo de bicicletas, plegables de ciudad, montadas por esforzados turistas subían dificultosamente la mínima pendiente que llevaba al Sol, tratando de no ser arrollados por los constantes vehículos y de no caer por culpa del suelo resbaladizo, preludio de una estación distinta. Piedra recalentada por los meses de infierno de esta villa barroca aunque austera, que parecía revivir gracias a las manchas de humedad de sus esquinas.

Doblé definitivamente la esquina, una vez vencida la duda, en el fondo inexistente, de cual era el destino que me había traído a estos lugares históricos, tan llenos de recuerdos, de rescoldos de llantos, de sangre derramada, de besos furtivos al abrigo de una capa y una farola caroliana. Istituto Italiano di Cultura, Palacio de Abrantes, Torre de los Lujanes, Pavía...

Tal vez la historia más importante de mi vida.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

LA PLAZA MOJADA

La luna delantera de mi coche comenzó a llenarse de puntitas, durante muchos minutos separadas entre sí por centímetros de transparencia ligeramente velada por el polvillo que flotaba en la atmósfera de la ciudad desde hacía meses. Entré en el aparcamiento subterráneo cercano al palacio, despejado de coches particulares, ocupado en parte por dos solitarios autocares de turistas extranjeros.
Subí las escaleras que llevaban a la plaza y comencé a sentir aquel frescor, aquel olor, incluso aquel sabor. No había salido preparado de mi casa, tal vez por estar pensando en el partido de baloncesto de España o los asuntos idiomáticos que me traía entre manos. Llegué por fin a la salida del parking y las gotas de lluvia eran ya evidentes, aunque no impertinentes, al menos para mí. Eran sencillamente una gozada, una delicia, después de tantos meses.
Sin pensármelo dos veces, me encaminé al centro de la plaza, a disfrutar de las gotas, a mojarme cuerpo y alma, cerebro y corazón, para empezar el nuevo curso dejando que los secos poros de mi piel se abrieran a la humedad del ambiente. La piedra estaba ya mojada, y olía a lo que huele cuando se moja: a piedra mojada. Unos pocos turistas se guarecían bajo los grandes árboles que poblaban los alrededores desde siempre. Otros se hacían fotos bajo la lluvia como si nada hubiera pasado, no sé si conscientes de la escasa brillantez de sus instantáneas.
Hacía fresco, que no frío. Mis pies, todavía libres de calcetines, notaban la bajada de la temperatura, otoñal aunque el calendario no diga lo contrario. El abrigo que mi jersey me proporcionaba me envalentonó y decidí continuar bajo la lluvia, caminando hacia mi destino, dejándome embeber por las gotas que el cielo por fin nos enviaba, aunque no sepamos bien por cuanto tiempo ...

Lluvia, italiano, proyectos de futuro, el curso que empieza, juntos siempre, de nuevo el trabajo, tantas cosas que la lluvia, al menos en mí, estimula e impulsa.

Que siga lloviendo, por favor, que siga ...

viernes, 11 de septiembre de 2009

11-S


Lo recuerdo perfectamente, ese momento, el telediario de las tres en la 1, con Ana Blanco narrando lo que estaba pasando, fue hace sólo siete años, pero parece que ha pasado toda una vida, al menos es así como yo lo percibo.

Recuerdo la situación, en el salón de mi antigua casa, con nuestro hijo mayor (entonces sólo teníamos uno) jugando tras haber comido. Mirábamos con extrañeza las imágenes de las Torres Gemelas.

Luego fui a trabajar y me enteré de todo.

De todas las historias tremendas me quedo con la de aquel pintor gallego que estaba en la azotea de la torre sur y que vio el impacto en la norte. Pensó, como buen gallego, que podría pasar lo mismo en la torre en la que se encontraba, así que no se lo pensó dos veces y, mientras sus compañeros hacían fotos y llamaban por teléfono, bajó a toda prisa, andando, los cientos de escalones hasta el suelo.

Salvó la vida.

jueves, 10 de septiembre de 2009

SOLEDAD

Soledad, pobladora de multitudes,
multitud, poblada de soledades,
anticipo del Otoño,
foto robada de vacíos inciertos.

Silencios, fértiles y sentidos,
plenos de significados,
ausentes, indefinidos, tales
como mar en calma y tardía.

Soledad del Sol en la mar,
mar de Zahara ...

martes, 8 de septiembre de 2009

VERGÜENZA

Los salvajes disturbios de Pozuelo de Alarcón han dado la vuelta a España, tal vez la vuelta al mundo, y creo que estaremos de acuerdo en reconocer que debería caérsenos la cara de vergüenza a todos, más a unos que a otros.

Gentes más sesuda e ilustradas que yo han derrochado ríos de tinta analizando el tema. Esas gentes, todas ellas de los medios de comunicación, parecen escandalizadas por lo que ha ocurrido, buscan culpables, ofrecen soluciones, no dan crédito algunos a lo que se presenta ante sus ojos.

Creo que el problema es aun mayor que lo que parece. Es un problema consecuencia de la pérdida de valores de la sociedad actual, de la española en particular.

El Estado, confundido con el Gobierno de turno, se ve impotente a la hora de transmitir a sus ciudadanos, los más jóvenes en este caso, la importancia de cumplir las leyes, unas leyes que, supuestamente, todos aceptan y que son la base de una convivencia pacífica, que redundaría en un mayor bienestar y progreso del colectivo al que pertenecemos y, por ende, de cada uno de los individuos que lo formamos.

Y en ese punto es donde empieza a fallar el sistema que nos gobierna. El individuo no importa, no le importa a nadie, nadie se preocupa del bienestar del individuo, nadie le exige nada al individuo, a la persona, sólo se le invita a que sea el mismo, a que haga lo que le venga en gana en cada momento, a que sea "libre" (falsamente, claro, pues en el fondo está condicionado por un ente superior que le guía como parte de un rebaño). Esa libertad hedonista se acompaña de un sostenimiento económico del sistema que, a cambio de dinero, otorga comodidad, garantías ante las adversidades y tranquilidad ante lo que pueda venir, sin incentivar para nada al individuo (que no persona) a vencerlas por sí mismo, mediante su esfuerzo de cada día. No existe la planificación con vistas a un futuro mejor (para ejemplo, la política actual), sólo un ir pasando un día hasta llegar el siguiente disfrutando lo más posible.

Se cuestiona constantemente la autoridad de los padres, con el argumento de que no están formados ni capacitados para orientar a sus hijos sobre como andar por la vida y se nos dice que no tenemos derecho a inculcar a nuestro vástagos los valores que consideramos son los mejores para ellos, porque son los que mueven nuestra vida y asientan los pilares de nuestras familias (eso los que los tengan, claro).

Así, la educación en valores de cada casa es sustituida por el adoctrinamiento educativo y televisivo (ni siquiera se lo tienen que currar con lecturas subversivas, que implicaría un esfuerzo). Se trata de eliminar al máximo el ejercicio de la patria potestad con leyes que cortocircuitan la autoridad paterna, otorgada por el derecho natural (¿a quién le importa esto?).

Siguiendo con la argumentación, la autoridad del docente o profesor de toda vida, tanto en el colegio como en la Universidad (antes templo del saber) se ha dilapidado y eliminado de un modo que costará décadas de esfuerzo recuperar. En mis años mozos nos poníamos de pie en clase cuando entraba el profesor en clase, como señal de respeto ante la persona que va a transmitir sus conocimiento a un grupo de personas que, con los años, serán los encargados de, con su esfuerzo personal, hacer que el país mejore y crezca en todos los sentidos. Si el profesor es humillado y despreciado, ¿en qué se va a convertir?

Si los padres somos tan malos e inútiles, si no somos capaces, según el Estado (que se nutre con nuestros impuestos) de educar correctamente a nuestros hijos y si ese mismo Estado, con sus dirigentes a la cabeza, considera que es él el más capacitado para convertir nuestro país en una suerte de paraíso rousseauniano en el que todo el mundo es bueno y benéfico, por qué, cuando los síntomas de su fracaso son evidentes e imposibles de tapar y esconder, mira entonces a unos padres a los que retiró la autoridad, exigiéndoles que meta en cintura a esos vándalos a los que alimenta y sustenta en sus cómodas casas.

Es lo que yo entiendo por una aplicación de manual de la ley del embudo. Lo peor de todo será que los padres de esos hijos, alienados por el sistema, darán la razón a los hijos, que han cuestionado la máxima autoridad existente, aquella a la que se le permite el uso de la violencia para hacer cumplir la ley. Nunca hasta ahora el mensaje del pacifismo había cohabitado tan intensamente con una violencia tan feroz y tan jaleada.

El Estado es bueno como idea, pero no tiene derecho a alienar a sus dueños, nosotros, hasta tal punto de eliminarnos como personas. Somos estúpidos al permitir que esto ocurra, somos estúpidos al creer que siempre quiere nuestro bien. Ahora mismo lo único que quiere es perpetuarse y crecer a nuestra costa, eliminando la iniciativa privada, los proyectos de las personas, mientras se alimenta de nuestro esfuerzo. El Estado, con hechos como los del pasado fin de semana, debería pensar en dar una oportunidad a esos padres para poderles después exigir que hagan bien su trabajo, que están deseando poder hacerlo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

SEPTEMBER


En la canción llovía, llovía y llovía. Frankie no paraba de cantar, el otoño aún no había llegado pero la lluvia golpeaba por momentos furiosa los cristales del balcón de mis habitación. Aquel fue el único verano en que tuve que estudiar para los exámenes de Septiembre. Sólo recuerdo que llovía, las tormentas vespertinas se repetían uno y otro día, como si intentaran que algo creciera en mi corazón de estudiante agobiado y angustiado por la dureza de los compromisos.




Demasiada presión para tan pocos años, tal vez demasiada responsabilidad, aunque sólo fuera para mí mismo. El año anterior había sido el año de pasar con todo raspando, bordeando el abismo del curso repetido (eran años duros aquellos los de la Autónoma), aunque las fiestas de los viernes por la noche ayudaban a ahogar las penas, siquiera en vasos de plástico llenos de alcohol de saldo.


Muchas noches de otros otoños, ya avanzado el curso, habían pasado regadas por la fina lluvia del Madrid de los noventa, cuando el botellón aun no existía, al menos como lo conocemos ahora. Los que ahora cumplimos cuarenta, peinamos canas y aclaramos coronilla con niños agarrados de los brazos gozábamos de la lluvia cayendo sobre nuestro pelo engominado y una chupa de cuero resistente que todo lo aguantaba. Dentro de los coches, muchos nuevos de niño rico, otros, como el mío, de segunda mano, las canciones cantadas sin miedo al desafine goberneban la noche, incluso cuando las gotas de lluvia arreciaban, y se hacían gordas, como lágrimas de niño.


Algunas tarden pasaban, de tertulia, animadas y de mus, siempre con amigos, pacharán y humo en las cantinas, sin restricciones modernas, sólo interrumpidas por las visitas de alguna que otra chica que, distraida, nos miraba y luego se marchaba para su acicalamiento y posterior quedada, a veces solitaria, a veces masiva.


Aquel verano lluvioso, de hace muchos años mi carrera dio un giro inesperado. Pasó de renqueante a segura, de tediosa a querida, de insegura a firme y decidida. Me paro a pensar en lo que soy ahora, en como he cambiado y recuerdo aquel verano. Veo ahora todo lo que aprensí con la lluvia de ese Septiembre en mi ventana, de como me dio un carácter que puede que antes no tuviera.

Fue duro para mí, pero me enseñó a afrontar las tormentas de la vida, al menos a afrontarlas. Me enseñó a mirar por la ventana por las mañanas, a escuchar la previsión del tiempo y a no salir de casa sin paraguas ni jersey, que no hay nada más tonto que mojarse y pasar frío pudiendo haberlo evitado.





P.S.: Si alguien encuentra la de Sinatra, por favor, que me pase el enlace.

viernes, 28 de agosto de 2009

SING, SING, SING

Estamos en 1936, y Louis Prima.compositor para las grandes orquestas del período de entreguerras escribe "Sing, Sing, Sing (With a Swing)". En Julio de 1937,se graba en Hollywood una versión con Benny Goodman al clarinete; Harry James, Ziggy Elman y Chris Griffin a las trompetas; Red Ballard y Murray McEachern a los trombones; Hymie Schertzer y George Koenig a los saxofones altos; Art Rollini y Vido Musso al saxofón tenor; Jess Stacy al piano; Allan Reuss a la guitarra; Harry Goodman al bajo; y Gene Krupa a la percusión.

Tambores, trompetas y más trompetas, la orquesta entera despidiendo sonidos salvajes de otra época. Una época en la que el ritmo era lo más importante, en la que las bandas hacían furor y el directo era la norma. Mientras esta música sonaba algo gordo se estaba cociendo en el mundo, mientras los pies, locos de contento, se movían al son implacable del clarinete de Benny Goodman, acompañado constantemente por la percusión, arrolladora y envolvente

Pasada la tempestad, un amable xilofón distiende la atmósfera y nos introduce una melodía despreocupada y optimista, como para permitir a la audiencia que comente la jugada mientras recobra el resuello. Se unen clarinete y percusión y el ritmo se acelera, toca de nuevo comenzar a bailar, hasta la extenuación, hasta que el cuerpo aguante o hasta que el jefe decida parar.




P.D.: Con ritmos como este hasta un seta pato mareado como yo, salta a la pista a mover el esqueleto.

jueves, 27 de agosto de 2009

AGUJETAS

La vida no nos da tregua, tal vez porque nosotros tampoco le damos tregua a ella. Cuerpos que se mueven sin tocarse, combustible sacárido que se consume sin cesar. Aerobiosis obsesiva que termina agotándose, casi también en el cerebro, órgano sensible donde los haya.
Scrooge odiaba la Navidad a causa de su vida solitaria y su amor al trabajo. Aquella chica en una película que lamentablemente no recuerdo, era incapaz de llorar. Un hombre oscuro nunca será capaz de decir lo siento. Una mujer con cara de vinagre sirve el rancho a la gente pobre, hecho con todo su amor, pero con hastío en la mirada. Esa chica espera a que la saquen de su estudio donde sola, perdida, abandonada, como en una ópera italiana, contempla la sombra de su desdicha.
Aerobiosis obsesiva y limitada, oxígeno esquivo que se agota tras quemar más glucosa de la que se puede consumir, cenizas de azúcar animal, arrinconadas en las cloacas de los tejidos, esperando a que alguien las de alguna utilidad.
Acúmulos de ácido láctico en los cuatro costados de nuestros cuerpos, cada vez que hacemos algo a lo que no estamos acostumbrado, cada vez que nuestro cerebro le pide a nuestro cuerpo que de más de lo que puede, que dé más de aquello para lo que le hemos acostumbrado. Bolsas amarillentas en las juntas de nuestros cuerpo, dando señales de alarma sobre los riesgos que asumimos.
Los domingos de Otoño, con el corazón ingresado en la UVI, tras los sucesos de la jornada sabatina, proclives son a este tipo de reacciones histoquímicas. Todos hemos previsado el ingreso de nuestro cuore en la UVI, salvo aquellos que lo tengan denervado y sean incapaces de sentir nada, en cuyo caso corren el riesgo de estar muriendo poco a poco sin saberlo, por falta de respuesta ante las señales que recibimos del mundo exterior, del lactato que nos duele hasta lo más hondo, hasta donde casi ni la luz puede llegar.
¿Qué hacer para evitar que la vida nos duela? Usarla, entrenarla, cansarla lo justo, dejarla descansar tras un esfuerzo supremo, agotarla, para dejarla después reposar, vivirla por la mañana, darle alimento y echarnos una cabezada con ella por la tarde, compartirla, compartirla, compartirla.
No le pierdas la cara al toro, no le pierdas la cara a la vida. "La vita 'e bella, principesa".
¿Es éste un post optimista? ¿Es éste un post pesimista? La vida es ambas cosas, reducirla a una sola es reducirla artificiosamente. Reir, llorar, volver a reir, volver a llorar. Acción, reacción. Dame, te daré.
La vida nos conduce, nos trae y nos lleva, nos invita a seguir una dirección, aunque nos da libertad para hacerlo o no.
Las agujetas son buenas. Nos informan de que algo no funciona y de que hay que resolver el problema de algún modo. Sospecho que el corazón sufre también las agujetas y eso hace que algunos que no están acostumbrados a amar o a que los amen, eviten el contacto doloroso ese ejercicio descaostumbrado y se enroquen en su amargura perpetua.
Pero la naturaleza es sabia y tiene todo el tiempo del mundo y con que un dolorido corazón decida ejercitarse en el noble arte del querer, seguro que podrá darse por bien empleado.
¿Quien no ha tenido en alguna época agujetas en el corazón?

CASTICISMO

No, este no es un blog dedicado a don Miguel (de Unamuno, claro), pero es que con su comentario Pe me ha desperado mi vena catiza, y no hay nada más castizo que la zarzuela, y dentro de ella nada más que el pasadoble a dúo de "La del manojo de rosas", del maestro Pablo Sorozábal. La oído muchas veces, la he visto sólo una en directo, y cada vez que la oigo me gusta más.


martes, 25 de agosto de 2009

VERBENA

Este chico tan guaperas es miembro del grupo Il Divo, no muy de mi agrado, pero es la mejor grabación de este pasaje de la conocida zarzueka de Tomás Bretón, en homenaje a las Izaldas del mundo unidas, jamás serán vencidas.

lunes, 24 de agosto de 2009

MENTE, CUERPO Y CORAZON

Razones, mente sobre cuerpo,
cuestiones sin resolver,
razones por cuestionar,
la vida nos lleva consigo.

Deseos, cuerpo sobre mente,
impulsos sin expresar,
expresiones del sentir,
que la vida nos presenta.

Mentes que desean,
anhelos que los cuerpos,
dormidos, rotos, a veces,
dejan pasar sin mirarlas.

Cuerpos perdidos ahí fuera,
sin mentes que los gobiernen,
cual fantasmas con cadenas,
que los atan frente a la muerte.

El alma lo puede todo,
gobernando mente y cuerpo,
deja sitio al corazón,
un beso, un amor, una idea.

CINEMA PARADISO

Revisitando me encuentro. Decían en "El nombre de la Rosa" que después de Aristóteles nada nuevo se había escrito y que no merecía la pena ni era de sabios e incluso debía perseguirse con especial ahínco la fea costumbre de interesarse siempre por lo nuevo, por un punto de vista diferente del clásicamente admitido y aceptado por todos. De ahí que, al menos durante los años que recuerdo del colegio, se dedicara especial interés a la Historia y la Literatura de ciertos siglos, sin quedar tiempo en el curso para ilustrar al alumnado sobre la vanguardia en las artes, hecho que, curiosa y afortunadamente, no ocurría en las Ciencias.

De ahí que revisitar sea un verbo un tanto denostado en la actualidad. A veces me ha tocado discutir, a la hora de escoger una peli, sobre los motivos por lo que había que ver varias veces la misma, con la cantidad de ellas que aún no habíamos visto...

... y con la cantidad de ellas que jamás veremos. Como esto es así afortunadamente, dejemos que la belleza nos llegue y que los sentimientos se repitan una y otra vez. Veamos películas antiguas. Seguro que algunas nos sorprenden gratamente, aunque seguro que otras que recordamos con emoción, ahora nos aburran soberanamente.

De momento eso no ocurre con Cinema Paradiso, que revisito estos días con la misma emoción de la primera vez.

Comienza con la melodía principal, el sol del Sur, ese mar azul, una terraza, una maceta, una cesta con limones ... El pasado, la infancia en el Sur del Mediterráneo. Sigue la música y llegamos alpresente, la gran Roma, en un cochazo, una casa grande, el ligue de turno.

Una conversación en la cama con truenos en la noche, dando sonido a una vida en el fondo atormentada. Suenan unas campanas y él empieza a recordar. Yo también empiezo a recordar, recuerdos de un tiempo que nunca he vivido, recuerdos vividos por mi padre, su misma época: el cura de armas tomar y el monaguillo pillo.

¿Quién no ha llorado, con o sin lágrimas, cuando se queman los negativos que guardaba Totó en su casa?

Pero en el fondo es una película de amor, de amor a la vida, a las raíces y amor en sí mismo, pero no os puedo contar más, sólo os dejo un fragmento para animaros a revisitarla. El que no la haya visto, se lo puede saltar y revisitarlo una vez esté en paz con el mundo y se haya empapado de esta joya del cine europeo.




domingo, 23 de agosto de 2009

LAGRIMAS NEGRAS

Los tejados de Lavapiés arden en la noche de Agosto. Las gentes, pobladores ignotos de la ciudad cementada y, en ocasiones, levíticamente adoquinada, miran al cielo carente de estrellas, eclipsadas por las luces agresivas de las calles. La música sale de los balcones abiertos de par en par a la noche que parece que nunca va a darnos tregua.
Un piano recibe caricias en un salón iluminado por unas velas que están a punto de consumirse. Los vecinos comienzan, algo irritados, a oír las melodías que salen de aquella casa, aquella casa en la que nadie vive desde hace siglos, ¿o eran horas? El marfil y la caoba de los muebles, de las teclas de un piano en la pared, sin una voz que lo acompañe, al menos en los primeros acordes.
Cuentan que a este barrio vino a vivir un negro cubano, alegre y zumbón, y quedó prendado de la voz de un chico gitano nacido en pleno rastro, entre guitarra, mueble viejo y olor a fusión. Cuentan que una vez un chico gitano de los madriles escuchó a un pianista cubano, negro, viejo y guasón y decidió regarle al mundo las canciones más bellas que jamás se han contado.
Y cuentan, y lo cuentan porque es verdad de la buena que todos los payos blancos que la escuchan lloran en silencio por miedo a no poder soportar tanta belleza.




GRACIAS


Mi amiga cibernética y lecto-escritora Sara León me ha otorgado un premio de amigso de internet, que muestro orgulloso. Animo a todos los que me leen a que pasen a visitarla en su blog "Crónicas de la mano izquierda".

Besos