domingo, 30 de mayo de 2010

HOLA

Antes de nada quiero disculparme ante todos vosotros que lleváis tiempo esperando mis pequeñas aportaciones literario-vivenciales (no sé si más de lo segundo o de lo primero) en este humilde rincón del ciberespacio. He estado demasiado pasota, pero todos pasamos por etapas, ¿no?.
Justo comenzaba a escribir, de noche, por sorpresa, cuando he visto el último comentario de Lila a mi último post y he llegado a sentirme mal, por lo que pido de nuevo disculpas.

¿Y ahora de qué escribo? Mientras conducía esta tarde de vuelta de un viaje me lo preguntaba en mi interior. ¿De que se puede escribir después de medio año en "hibernación"?

¿De que se habla con un amigo con el que te encuentras después de años de separación , sin hablar, sin saber nada el uno del otro? Esa situación puede ser cortante, tensa e incluso terminar con un apretón de manos y un "hasta luego", pero sin que tenga lugar la palabra "luego", más que para querer decir que nunca habrá ningún "luego". Los que me conocéis sabéis que yo siempre vuelvo, como en este caso, para hablar con vosotros, de lo que sea.

¿De qué deben hablar dos amigos del alma cuando la vida les encuentra pasados los años? Con que hablen de la vida es suficiente. Si fueron amigos de verdad se preguntarán "como estás" y esperarán a escuchar la respuesta.

Mi reencuentro va a ser breve, pero os doy mi promesa (aun a riesgo de no cumplirla) de seguir al pie del teclado, de la pantalla y de lo que haga falta.

Mañana será otro día y, entre lección y lección de italiano o lo que sea, seguiré con vosotros.