lunes, 2 de marzo de 2009

DE ORDENADORES Y HOMBRES

Los ordenadores "dan más guerra que un hijo tonto". El sabio refranero español me ha parecido siempre cruelísimo en este caso, aunque también es difícil que pueda ser más gráfico. Lo malo de la tontuna a la que el refrán es que no suele tener solución, y constituye un terrible drama para la familia que le toca sufrirlo.

Divagaciones aparte, os diré que aquí me encuentro, escribiendo en mi teclado inhalámbrico del ordenador de sobremesa de mi casa, frente a la pantalla plana, y con la CPU abierta, y entre mis piernas. No, no se me ha ido la olla ni he desarrollado una parafilia difícil de sustanciar, pero que seguro que acarrearía una fama de características universales. El problema es que el ordenador está "porculero". Se me apaga, se me bloquea, va lento ... Una delicia.


He de reconocer que mi vida informática es y ha sido bastante promiscua, valga la expresión, no como la otra que es del todo formalita. He cambiado de ordenador como ligoncete de barrio cambia de novia, sin remordimientos, aplicando la doctrina de "a rey muerto, rey puesto" sin ningún tipo de pudor ni remordimiento.

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(Esto ha sido una pausa para guardar lo escrito hasta ahora, que me conozco el percal).

El problema es que mi ordenador es bastante nuevecito y caro, como si fuera una especie de Audi informático, y pensé que con esa filosofía lo normal es que no diera la lata, que Internet fuera como un rayo, el Emule a tope y los juegos fenomenal. Es en este tercer punto donde empieza a flaquear el amigo: de juegos, nada de nada. Los pongo y va como una diligencia, lo quito y a correr. Solución: a leer, escribor, dormir o lo que sea y si quiero jugar, me compro la Wii.

"Quito los juegos, vale, quito los juegos". Y el capullo se apaga a los cinco minutos de arrancar. "Me compro uno nuevo", pienso. "Pero si está en garantía", medito. "Yo lo arreglo solo, que llevarlo a la tienda es una lata, y además estoy sin ordenador una semana, y a ver luego cuando voy a por él, que mi churri pasa, que si le duele la espalda, pesa mucho, yo me entero mejor de todo y además hay que ir en coche y no sé aparcar", reflexiono. "Que no, que no, que por mis "eggs" yo lo arreglo", decido finalmente.

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(Otra pausa para guardar)

Cojo mi caja de destornillador multicabezas (regalo de un día del Padre) y empiezo a destripar la CPU. "¡La estoy viendo en bolas!", pienso algo trastornado. "¿No será algo guarrilla?", se me enciende la bombilla (sin haberlo planeado, me ha salido un pareado).

Efectivamente, veo polvo y polvo por todos los rincones e interioridades de la CPU. Me armo de bastoncillos para oído, trapos y hasta aspiradora. Salen montañas, kilos de polvo y esto parece que vuelve a funcionar, de momento.

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Han pasado las horas y sigue funcionando. Aprovecho para desfragmentar la unidad, ufano por mi éxito. Me beso a mí mismo, he vencido.

P.S.: Sigo odiando los ordenadores porculeros, que en el fondo son todos, y decido uncluirlos en mi ya larga lista de fobias (aterrizajes, multitudes, agujas).

P.P.S.:Como dentro de 30 años los superordenadores del futuro lean este post, me liquidan a lo "Yo, Robot".

11 comentarios:

  1. JJAJJAJAAJJAJAJAJAA, el final es grandioso!!!!


    Yo no tengo paciencia para nada de lo que dijiste en tu post...

    besos!

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  2. Hola Nuareg,

    A tu "churri" no la dejas muy bien, pero seguro que te perdona, y más ahora que tiene relaciones con Er Pilates.
    Los ordenadores son maravillosos mientras no dicen nada, no se quejan, obedecen limpia y rapidamente.
    Pero, ¡ay de ellos si se bloquean, se apagan, hacen ruidos o se quejan!, entonces no tenemos paciencia y los insultamos, maldecimos, golpeamos e incluso los tiramos a la basura y los sustituimos por otro al que recibimos con mucho más cariño.

    Y qué decir de nuestros amigos friquis que se nos acercan con risita de superioridad y condescendencia y nos dicen - ¿Has probado a apagar y a encender?
    - Es que no le tratas con cariño...

    Será eso.

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  3. ¿Me quereis matar, tú, tu "churri" y el porculero de un ataque de risa u qué?

    ¿Te has dado cuenta de que usas los obstáculos con que te encuentras (llámese "el ataque de las máquinas", o lo que sea) para sublimar y escribir??? Y encima con más gracia y ocurrencia que nada?

    Ay, bendito, pues lo siento por usted, pero que viva tu ordenador!!!

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  4. Pe: es todo tal como lo he contado, sin exageraciones (bueno, un poco) y el final no suele ser ese, sino acabar en la tienda, de mala leche y algo acongojado, como quien va al médico.

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  5. Hola churri, digo Izalda, perdón.

    Como sabes, es una licencia literaria que me permito en este blog, pero sólo eso, ¿verdad?

    Por cierto, ¡¡¡¡odio los ordenadores!!!! Casi tanto como los coches que se estropean (otra fobia, ¡oh, Dios mío!)

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  6. Hola Pe, again.

    Sé que lo haces con cariño, pero mis sufrimientos son reales, no ficticios y el día menos pensado, en la Galaxia IV o en Robotland siglo XXI terminaremos en el ciber-trullo por estos post y sus comentarios.

    O eso o la huida a la zona prohibida, que todo puede ser ...

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  7. Blonda:

    Yo creo que tampoco la tengo (paciencia), pero el hombre primitivo que todos llevamos dentro sale a relucir y ha de arreglar las grietas de la cabaña o hacer fuego en la fría noche o salir a cazar un antílope ... O arreglar el ordenador ¡y conseguirlo!

    Besos

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  8. Después del comentario a Blonda en su blog, no pude evitar venir a curiosear y, como me ha gustado, te visitaré a menudo.

    Besitos

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  9. Gracias por acercarte a Zahara, Flor, eres muy bien recibida, entra cuando quieras, estás en tu casa.

    Yo también te visitaré.

    Besos

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  10. Querido Nuareg.

    Le diré que aún no sé si me dan más miedo los ordenadores que no responden... o los médicos (que tampoco responden).
    ;-)

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  11. Hombre, la verdad es que son mucho peores los segundos, sobre todo los que no responden, está claro, porque cuerpo sólo hay uno y CPUs las que quieras en la tienda ...

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