domingo, 22 de febrero de 2009

FAUST-BAL

Llevo diez años asistiendo puntualmente a las representaciones de mi abono de ópera del Teatro Real. Mi abono fue conseguido tras un gran esfuerzo y gastándome en teléfono llamando al servicio de telentradas durante horas y horas. Al fin lo conseguí, y ha pasado a formar parte del conjunto de activo que poseo, valga la licencia.

En estos 10 años me he emocionado, he aplaudido a rabiar, he gritado de emoción, he esperado con ansiedad los momentos clave de las obras, oyendo los latidos de mi corazón. Pero también he pateado, he silbado (bueno, eso no, porque no sé silbar), he dormitado, me he aburrido y me he decepcionado, cuando esperaba más del tenor, la soprano o la orquesta.


Hoy he ido a ver lo que nos tocaba como tercera del abono, y no tenía muy buena pinta. Se trataba un estreno, de un músico contemporáneo español y con libreto de Fernando Arrabal. Puede parecer un tanto despreciativo y elitista por mi parte, pero la experiencia me dice, al menos hasta ahora, que con esos elementos, el resultado era un bodrio infumable, con todos los respetos. A ello se añadía que eran encargo del Real, es decir, previamente pagados, sin certificar, al menos aparentemente, la calidad del resultado final.

Así que allí íbamos nosotros, entregados, a ver al coro desnudo, hormigonera y excavadoras, violaciones, burlas religiosas (siempre en la misma dirección), partituras aburridas y libretos pestiñosos. Además, como era modernos y vanguardista, nos tenía que gustar, recibiendo todo tipo de lindezas en diversos medios de comunicación a la panda de ignorantes que criticaban semejante prodigio de la cultura moderna. Pensamiento único en estado puro. Me lo pagas, te lo endoso al abono, lo pagas como si fuera una obra maestra, te aburres como una ostra, te enfadas, te sales de la sala (jamás lo he hecho) y encima, si no te gusta, si libremente decides que no te gusta y osas manifestarlo, te llamo de todo.

Personalmente, habría preferido Rigoletto, pero de todo hay que ver.

Todo apuntaba a otro bodrio pero, contra todo pronóstico, ha sido una experiencia gratificante. Música contemporánea, aunque no atonal. Libreto algo extravagante, pero sin excesivas salidas de tono, escenografía magnífica y unos cantantes muy profesionales. Los coros, como siempre, a la altura, y la orquesta, afinada.

Hoy he superado un trauma que me duraba diez años. Ahora solo me queda oír un sobreagudo en Di quella pira de Il trovatore, aunque creo que eso tardará mucho tiempo, me temo que años. Espero que sean menos de diez.

2 comentarios:

  1. Guau. Fin de semanita musico-cultural!
    Me alegro de que disfrutaras. Lo cual, como siempre digo, no es fácil de conseguir ni siquiera en madrid.
    Para los gustos exigentes, digo.

    Besos.

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  2. No sé si soy muy exigente, o más viejo, o peleón. pero la verdad es que ayer fui como ovejita al matadero y, a pesar de las críticas desfavorables y, sin que sirva de precedente, no salimos mal parados.

    ¿Cuestión de suerte o de botella medio llena vs medio vacía?

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