Cualquier mañana al trasluz
de unos ojos que acarician
es para un corazón
más que mil llamadas, con sus prisas.
Pausa, prisa, pausa, prisa.
¿Te vale con que te mire?
¿Te vale con que te oiga,
mientras hablas, mientras ríes?
Risa, llanto, risa y llanto.
A veces el llanto puede a la risa.
Otras la risa pide paso a un llanto
de caricias y de abrazos.
Confía, no desconfíes,
¡por qué no esperarla, tal vez en vano!
Desearla, en esa noche, negra,
blanca, negra, blanca, noche del alma.
Desearla ... tal vez mañana
Quién soy yo para ayudarte a escribir un libro
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Hoy voy a responder a una pregunta que yo me planteo a veces: «¿Quién soy
yo para ayudarte a escribir un libro? ¿Te puedo ayudar?» […]
Origen
Hace 1 día