miércoles, 28 de enero de 2009

SUERTE

Hola Sully, si es que no te importa que te llame así (queda más coloquial y cercano que Chesley Sullenberger), el mundo de la aviación debería estar lleno de gente como tú.

La foto que salió hace unos días en la prensa, y las imágenes de la televisión me han dejado con los pelos de punta e impresionado. No sé si te habrás encontrado en tu larga vida de piloto (imagino que a los 57 estarás cerca de la jubilación) con situaciones de este porte.




Yo, como pasajero, no puedo imaginarme nada peor. A mi me sueltan, aunque sea con tranquilidad, un mensaje megafónico del tipo “señoras y señores pasajero, vamos a intentar un aterrizaje de emergencia en el río Hudson, abróchense los cinturones y dejen el respaldo de sus asientos en posición vertical”, y es que me ..., en fin, te haces cargo.





Creo que debes ser un grandísimo piloto y que aquello que hiciste no está al alcance de todos, pero creo otra cosa también: tienes mucha, mucha, pero que mucha suerte, y eso es muy importante en la vida (ya sabes lo de Napoleón y sus generales).

Propongo que una de las asignaturas para ser piloto sea la de “Suerte”, y que sea considerada fundamental dentro del curriculum de cualquier aspirante a conductor de moles aeronáuticas.

Seguro que esta moción sería respaldada por una amplia mayoría, especialmente entre aquello a los que nos aterroriza o, al menos, nos incomoda volar.


P.S.: Este post está dedicado especialmente a la persona que ha acrecentado en mí exponencialmente el miedo a volar, especialmente a aterrizar. Imágenes como esta no sólo no me alivia sino que me encaminan al posiblemente al psicólogo.

6 comentarios:

  1. Jajajaja, pues nada nuareg, tú me haces terapia antitabaco y yo te hago terapia proaviones. La verdad es que es impresionante. Y el hombre tuvo un buen día, un gran día, uno de los mejores días de su vida. Pero a veces es así. A veces, las cosas, salen bien.

    A mí, a diferencia de tí, me encanta volar, me siento relajada, de buen humor; me abandono, literalmente, y disfruto del viaje en sí tanto como del destino. Cuando hay movimientos bruscos no siento miedo, sino emoción.
    ¿Seré una inconsciente? O simplemente una desconocedora?
    ¿Será que volar me resulta simbolicamente una metáfora de la liviandad, de la libertad? ¿Una specie de "alivio"? No lo sé. Pero si alguna vez me encuentro como pasajera en un caso como el del río hudson, que termina felizmente, creo que lo consideraría una de las aventuras más emocionantes de mi vida.

    Y sin embargo...soy tan acojonada para otras cosas...
    Que paradojas tiene la vida...

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  2. Pues yo insisto, me acongoja bastante volar (dicho finamente), y el caso es que hace unos años me gustaba. Yo no sé que cambios han operado en mí para producirse esta alteración: la paternidad, la edad, qué se yo...

    Me lo tendré que hacer mirar ...

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  3. A mí también me gusta mucho volar.
    Pero el miedo es libre, así que te entiendo.
    Soy de las que piensa que si queremos conocer mundo... hay que volar, así que mejor dejarnos el miedo en casa.
    Así de fácil.
    ¿Así de fácil?

    ;-)

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  4. Os envidio, pero lo de mimiedo es real, aunque superable, al menos de momento. Como en realidad me encanta viajar, y soy consciente de que es el medio más rápido y seguro, lo utilizo con bastante frecuencia.

    No obstante, en cada aterrizaje las paso canutas. Ya se sabe, nadie es perfecto.

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  5. Volar es estadísticamente el medio de transporte más seguro y a la vez, el modo más seguro de matarse si es que algo falla... No Risk... No fun que diría un amiguete mío.

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  6. Pues si que me das ánimos, webmaster.

    Bienvenido, anyway

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