lunes, 26 de octubre de 2009

EL TIEMPO PERDIDO

No es lo mismo que perder el tiempo, eso lo sabemos todos. Esto último es trivial, superfluo, algo pueril, un desperdicio inconsciente de aquello que tenemos entre manos, de esos instantes sucesivos que conforman nuestra existencia. Sin embargo, muchos lo hacemos, entregándonos voluptuosos a la desidia de hacer aquello que no queremos o no hacer aquello que queremos, tal vez empujados por el río de una vida que parece no pertenecernos, o más posiblemente porque sí, porque somos así o porque nadie nos informa de que en realidad no somos así pero existen poderes ocultos que nos mueven en esa dirección. Las sirenas de nuestra Odisea personal se encuentran detrás de cualquier esquina, emitiendo unos cantos que nos desvían de la ruta marcada cabalmente, hacia lugares ignotos, sumergidos en momentos que parecen no pasar, en tiempos que se hacen perdidos, de tanto perder el tiempo.
En mi ya lejana juventud me acerque al tiempo perdido, me acerque a En busca del tiempo perdido, con la osadía de los pocos años. Literalmente mi cerebro rebotó en su mensaje, o viceversa. Imposible avanzar, frustración literaria que aún no he superado, a pesar de Umbral y Los placeres y los días. de momento no he tenido la ocasión de revisitar El amor de Swan, de Marcel Proust, y espero que, como ocurrió hace años con El nombre de la rosa, el tiempo perdido pueda ser recuperado, al menos para corregir carencias literarias aparentemente difíciles de soportar.
Sin embargo, pienso, y lo hago con total convencimiento, el tiempo perdido, perdido está y jamás volverá a nuestras manos. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres ... esas ... ¡no volverán! No es fatalismo, depresión, ni melancolía, es una observación relativa a la vida que se nos ha dado. Buscarlo puede ser inútil, un sinsentido, jamás lo encontraremos. Pero no todo está perdido, valga la redundancia, según mi modo de ver las cosas.
Aceptando que el tiempo no lo podemos recuperar, pensemos que existen también las oportunidades perdidas y, con ellas, las segundas oportunidades, aquellos trenes que podemos coger en el siguiente apeadero, si es que conseguimos encontrar un atajo o que un amigo nos acerque en coche, tal vez sorteando peligros mayores.
También es curioso como estas oportunidades extemporáneas que se nos conceden a veces son asociadas por muchos de nosotros a aquel amor que no pudo ser y que años después vuelve ante nosotros, paseándose tentador ante nosotros, endiabladamente tentador, revolviendo los fantasmas de nuestro pasado, agitando las conexiones de nuestra memoria retiniana con el hipotálamo de las más bajas pasiones.
De nuevo el error se presenta inmisericorde. Heráclito ya nos desveló hace siglos y silos que no es posible bañarse dos veces en el mismo río. No somos lo que fuimos, más bien somos lo que hemos sido y hemos dejado de ser, una mezcla de ambas cosas, como aquellas oscuras golondrinas, que no volverán.
Eso no quita para que las oportunidades perdidas deban quedarse en el saco del olvido y que no debamos perseverar hasta la extenuación.
El tiempo perdido, la pérdida de tiempo, la segunda oportunidad. Tres patas que sostienen el taburete de nuestra vida.
Fijaos si son importante las oportunidades perdidas, que hasta inspiraron la mejor canción de la historia de la música pop.



11 comentarios:

  1. He leido con atención tus reflexiones y he acabado con la sensación de que es posible que no sólo nos parezcamos en el turbante y en cierta nostalgia del sur.
    Mis Saludos, Nuareg

    ResponderEliminar
  2. Dicen los budistas que ellos no cuentan lo años, los viven... quizás sea sólo una estrategia para obviar lo perdido, porque quizás y sólo quizás no exista lo no vivido.
    Una sonrisa

    ResponderEliminar
  3. Gran verdad. Las oportunidades que uno siente que perdió son una pequeña espina, clavada en el talón.

    Lo bueno, es que a veces sirven de alerta para estar mas atentos cuando se presente la próxima.


    GRAN TEMA DE LOS BEATLES!!!

    besossssssssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  4. Hola Nu, tremenda reflexión para ponernos melancólicos. Yo no quiero ni pensarlo: en las oprtunidades perdidas, digo. Creo que de muchas de ellas ni es uno consciente. Para qué?
    Además, tengo una máxima que me alivia cuando pienso en estos temas: todo lo que hemos dejado pasar en nuestro pasado, por lo que sea, por miedo, por descuido, por lo que sea...tiene un por qué. Y ese por qué es que en ese momento no estábamos preparados, si no, lo habríamos hecho.
    No hay que lamentarse del tiempo perdido, porque seguro que no es perdido. Simplemente, lo empleamos en lo que pudimos.
    Hicimos lo que pudimos.
    Vivimos como pudimos.
    No nos torturemos, encima, que ya bastante difícil es vivir.

    Y vivamos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Preciosa reflexión. Un día caí en la tentación de revivir ese amor de los quince. El pobre chico tenía novia en Irlanda y yo trataba de buscar en él a mi íntimo amigo de los quince, el que me soportaba las neuras, el que me hablaba con cariño, el que me llenaba el pelo de trenzas, el que daba la vida por mí, porque me adoraba...me encontré con un hombre que vivía en otro país...era "Otro hombre" y me fui a contar mis penas a otra parte. He recordado todo al leerte. Preciosa reflexión.Yo soy una melancólica.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  6. Ilia: sólo existe lo vivido, que es lo que nos hace así, aunque lo vivido puede que nos influya más de lo que creemos.

    ResponderEliminar
  7. Blonda: aunque el hombre sea el único animal que tropieza 37 veces, tal vez algún día aprendamos de nuestros errores.

    ResponderEliminar
  8. Pe: siento no coincidir contigo, bueno, me alegro en el fondo. Creo que no siempre hacemos lo que podemos, nos equivocamos y hacemos malas elecciones. Creo que gracias a eso, cuando una elección es buena, nos causa tanta satisfacción, porque es difícil y existe el riesgo de equivocarse. Si no, la vida no tendría gracia.

    ResponderEliminar
  9. Pilar: bienvenida y gracias por tus ideas. Te visitaré un día de estos. Besos.

    ResponderEliminar