Sangre, néctar caliente,
batido espeso, que corres
líquido en las venas,
autopistas, intrincadas o lisas.
Sangre de vida, roja
de explosiones y latidos,
rítmicos, arrítmicos, vivos:
orgía de sordos caminos.
Te oxidas, libas del aire
tu combustible, puro,
ligero y etéreo.
Recorres así todo el cuerpo.
Recibes, ordenas y expulsas,
del interior un veneno
que en el aire se hará fruto
de los árboles y el suelo.
Sangre, transporte de mezquindades,
soporte de sentimientos,
espanto de las miradas
y signo de rojo y fuego.
Sangre, madre de la vida,
sangre, hija de la muerte.
María Moliner: ‘Diccionario de uso del español’
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El Diccionario de uso del español de María Moliner es una obra monumental.
Son dos volúmenes que la autora iba elaborando pacientemente en el salón
[…]
O...
Hace 3 días
Dejemos que corra, pero que no se derrame.
ResponderEliminarVisceral travesía de ida y vuelta por la vida.
Una sonrisa pura sangre.
Una cosa... cada vez que intento publicar un comentario, me obliga a repetir la operación...como si por su cuenta, tu cuenta del blog quisiera comprobar el interés...
ResponderEliminarNo sé, lo digo por si se te pierden algunas palabras amigas...
Este poema me "hierve un poco la sangre" no porque me enfade, sino porque me hace sentir lo que somos, vida y muerte.
ResponderEliminarBloody magnificent!
ResponderEliminarA todas: sangre cálida, que nos hace humanos, no está hecha para ser derramada, sino compartida.
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