Tiene las manos frías, pues el París de esa época estaba helado en invierno. No tenían dinero para encender la calefacción y llegar a plantearse quemar los escritos de uno de los habitantes del piso, Rodolfo.
Pero de repente, se queda solo y aparece Mimí, la vecina, de la que se enamora perdidamente.
Así de rápido y así de fácil. Pero las cosas no van a ser fáciles, ya sabéis como son las óperas.
Aunque el final sea terrible, ¿quien no quisiera tomar una gelida manina como la de Mimì y declarar su amor de esa manera tan dulce y apasionada?
Quién soy yo para ayudarte a escribir un libro
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Hoy voy a responder a una pregunta que yo me planteo a veces: «¿Quién soy
yo para ayudarte a escribir un libro? ¿Te puedo ayudar?» […]
Origen
Hace 1 día
Escuchar a Roberto Alagna me pone los pelos de punta, ¡que voz! y ¡cuanto sentimiento!.
ResponderEliminarEstán muy bien estos fragmentos de ópera tan bien escogidos.
bss
¡A quién no le gustan estas historias de amor tan apasionadas y tan dramáticas!
ResponderEliminarMe apunto, sí.
:-)
Un beso.
Izzi: escogidos para llorar, llorar y llorar.
ResponderEliminarLunarroja: son historias de verdad, con un fondo y un desarrollo de los personajes que nunca muere (aunque en ellas muera hasta el apuntador, sobre todo si es chica y bondadosa).
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