lunes, 15 de junio de 2009

DISOCIACIÓN

Existe un término en Medicina llamado "disociación electromecánica". Para los no iniciados os diré que es algo gravísimo, que en muchos casos termina produciendo la muerte del paciente si no se pone remedio de inmediato, cosa que en ocasiones no resulta posible. Básicamente consiste en lo siguiente: el corazón es un músculo bastante especializado, que funciona sin parar, y sin que tengamos que ordenarle que lo haga, lo cual es francamente ventajoso para sobrevivir. El hecho de que funcione así radica en que existen una serie de estructuras internas que producen unas mini-corrientes eléctricas que hacen que las fibras musculares se muevan, es decir, que la parte mecánica funcione. Cuando, por cualquier causa, se produce una disociación entre estas dos vertientes del funcionamiento del corazón (eléctrica y mecánica), éste no funciona. Las órdenes eléctricas se transmiten, pero no llegan al elemento mecánico, no se bombea sangre y, de no ponerse remedio, el corazón se para y el individuo fallece.

La cuestión que me planteo en estos momentos, entre tanta calorina y sudores, casi saharianos, que sufrimos en la capital del reino, son las disociaciones que ocurren en nuestra vida cotidiana, menos dramáticas que la que ha servido de introducción, aunque muchas de ellas con trascendencia suficiente como para detenernos a pensar en ellas.

Lo que pensamos es una cosa y lo que hacemos es otra. Es la primera verdad verdadera. Muchas veces ocurre voluntariamente, aunque con frecuencia es parte de la inercia de nuestra vida cotidiana. Sobrevivir tiene bastante de esconderse de los depredadores que nos rodean. Por suerte, los leones ya no nos comen, pero la naturaleza es muy sabia y todavía nos quedan los recursos necesarios para escapar de aquellos que quieren devorarnos. En la actualidad, la alienación, la manipulación y la excesiva opresión de los poderes fácticos (desde las dictaduras, democracias engañosas, a los dueños del dinero, pasando por los falsos salvadores del pueblo oprimido, que tal vez sean los peores), han venido a sustituir a aquellos carnívoros de la era cuaternaria.

Lo que hacemos es una cosa, y lo que queremos hacer es otra. Los deseos muchas veces no se hacen realidad. El carpe diem cada vez se hace menos presente en nuestras vidas, aunque el establishment de la Aldea Global nos haga creer que sí. Hacer lo que queremos puede quedar bien en una primera lectura, aunque deje vacíos a la mayoría. Deberíamos aspirar más a un querer lo que hacemos, mucho más gratificante.

Y hablando de gratificaciones, eso es lo que perseguimos en nuestra rutina diaria. Muchas pequeñas gratificaciones dan más sentido a las obligaciones que se nos presentan, queramos a no. Sin embargo, cuando estos pequeños premios se ven acompañados de un gran premio final, la cosa cambia y se hace mucho más gratificante.

Y es que no hemos venido aquí a sufrir, sino a que nuestro tiempo sea grato. Grato, gratitud, proyección vital, todo va en el mismo sentido: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos; conjuntos de individuos que, si quisieran y les dejaran, harían del mundo un lugar más grato. El problema es que no nos dejan, estamos tanto tiempo viendo la televisión, que no podemos salir a la calle, mirar al cielo y buscar el azul del mar en una mirada.

Y mientras tanto, mientras en Occidente nos miramos el ombligo, en el Sur la gente tiene lo junto, o menos. ¿Podremos algún día remediarlo? Sería la última gran disociación: unos pocos con muchos, que quieren ayudar a los que no tienen nada, aunque todavía no saben bien como hacerlo.

4 comentarios:

  1. Mira por dónde, precisamente ando en esa encomiable tarea de hacer lo que quiero. No en cada momento, eso resultaría hasta aburrido... pero si en lo que realmente me importa, en lo que mi vida adquiere sentido. Mientras, pues eso, intento que me guste lo que hago...o que no me disgusten tanto algunas cosas que me pasan...
    Lo de Occidente y el resto del mundo... puedes imaginar lo sensibilizada que he llegado.
    Una sonrisa compartida.

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  2. Cuánta verdad. Ya no nos comen los leones pero nos comen los problemas, la rutina y la falta de simplicidad en nuestras vidas. Maravillosa reflexión.

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  3. Ilia: eso es lo que me llama la atención, el que hacer lo que queramos se haya convertido en una tarea. ¿Llegará el día en que se haga espontáneamente y buscando el bien ajeno?

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  4. Lucy: me alegro de que coincidamos

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