martes, 30 de diciembre de 2008

ARENAL


Esquina de Arenal bajando por San Ginés. Suben los termómetros. Baja la muchedumbre. Carmen y Preciados paren y paren cabezas de las que salen brazos con bolsas de colores llenas de ilusiones materializadas. Don´t get me wrong.

Coloreros, Taberneros, Alfareros, hombres estatua. Todos son calles, menos aquellos que están en su calle. Quién sabe si ellos la tendrán algún día. Dices que siempre estás viajando pero me estás engañando.

Sigue haciendo frío en la calle, pero ella se pinta la cara con una base pálida, sobre la que dibujará el color de su sonrisa, el ángulo de sus pómulos, la sombra de sus ojos, con el marrón de su mirada encerrado en una celda de pigmentos, marabunta y Navidad. Walking down the streets.

Ella sigue vistiéndose en la calle. No hay nada más íntimo que vestirse. Nada más privado para una mujer que vestirse. Ese es el palacio de los sueños al que pocos han llegado. El suyo se yergue en la calle, entre la multitud, pero nadie lo ve. Where do you go when you love me.

Dos hombres-tienda venden su mensaje por ochocientos euros, por detrás y por delante. Cuatrocientos cada vuelta. Corren buenos tiempos para el amarillo de la calle, malos tiempos para el papel y el cheque. Necesidad obliga. Corren buenos tiempos para la calle, buenos malos tiempos. You’re beautiful, it’s true, and I don’t know what to do.

Ella pinta sus brazos de blanco manchado de gris. La túnica cubre su cuerpo. Es gris azulada, como ha de ser todo su cuerpo. Gris tristeza, gris amor, gris ciudad. Un pañuelo cubre su cabeza y reposa sobre sus hombros, fundiéndose con la túnica. Coloca en el suelo, gris calzada, un pequeño banco, transformado en roca, trono de una naturaleza gris, pero no muerta. Flaca, no me claves tus puñales por la espalda.

Los tenderos, que no echan el cierre en estos días, la miran hastiados por el borboteo de personas que inundan todo en estos días. El mes es duro para esta gente, piensa nuestra estatua mientras termina de planear la escenografía en su esquina de la calle Arenal. Let’s dance for a while.

Quedan pocos minutos para las cuatro, hora en la que comienza su estática actuación. Maquillaje, pedestal, ropaje, rictus, pose perfecta. Concentración, concentración, concentración. Un carillón de la plazuela cercana toca las cuatro y nuestra maga de las calles adopta la posición de partida. Arenal está aún desierta, nadie se para, el tiempo tampoco. Siento que estoy en una cárcel de amor.

Las seis en el reloj. Arenal llena. Los niños llegan. Son el mundo. Son la vida. La estación de los amores viene y va.

Unos pasitos alocados bajan hacia su esquina, se acercan al rincón de nuestra amiga. Los más pequeños, los más tiernos, la miran con sorpresa. La miran curiosos. Se vuelven y dirigen hacia arriba buscando aprobación y consejo. Otros ojos, ya acompañados de los surcos de la madre vida, le afirman y animan a seguir a su instinto. Y no me importa nada.

La mujer estatua sonríe para su interior mientras la gente de arremolina a su alrededor. Todos miran, nadie se mueve. Los ojos vivarachos que bajaron rodando vuelven a escrutar entre los surcos que se alzan un metro más arriba. Le dicen que sí, y una moneda se desliza por la ranura del baúl que reposa a los pies de nuestra maga. El tiempo, que no dejaba de avanzar inexorablemente, se acaba de parar, y en el escenario de la esquina, rodeado de una hoguera de vanidades y consumo, la magia comienza a desplegarse. I want to love where love is.

Los ojos de la estatua vuelven a la vida, se abren de repente y dirigen su mirada hacia los niños y su padre. El vivaracho propietario de los más pequeño da un brinco y al final, tras el susto inicial, sonríe. Sonríe alegre y complacido. La mirada, guasona, se mantiene unos segundos, es correspondida por el trío y hace que la magia siga deteniendo el tiempo durante unos segundos más. Can’t live if living is without you.

Ya ha pasado el tiempo. Los ojos se han cerrado y el rictus ha vuelto a ser enigmático y algo circunspecto. La magia os espera en la esquina de la calle. No le deis la espalda. Abridle vuestros ojos y ella os abrirá los suyos.

Al fin y al cabo, siempre puede ser Navidad.

10 comentarios:

  1. "Caminaremos juntos,
    como si los cuentos fuesen de verdad,
    nos sentiremos en paz,
    sin enemigos,
    sin demonios,
    y haremos realidad
    un cuento de Navidad"

    No pares de escribir, por favor.

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  2. Me ha enternecido el alma y anidado en el corazón. Poético

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  3. Properly, for a little pidgeon ...

    Kisses

    Baci

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  4. Ufffffff, tengo que respirar antes de comentarte.
    Me ha parecido un texto espectacular. De esos que al terminar de leerlos te entra un ataque de envidia y te preguntas: ¿por qué no se me habrá ocurrido a mí antes?

    Feliz Navidad y Feliz todo. Te lo mereces.

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  5. Besos Luna, grcias a ti y a tod@s los que son como tú, generosos en el sentimiento.

    Feliz 2009

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  6. Bueno Nuareg...estoy descubriendo una faceta inesperada de tí, pero que no me sorprende. Eres de los que siempre me preguntan por mi teatro e incluso viniste a ver nuestro don mendo rockero. Contigo,las conversaciones en quirófano no solo versan sobre las ultimas indicaciones y dosis de los opiaceos según el ultimo artículo del Anesthesiology, aunque también.
    Eres un enamorado de los beatles, añoras los sesenta, escribes artículos sobre la amistad perdida y tienes alma de bohemio.
    Vamos: un anestesiologo raro, raro, raro.
    Benditos blogs, aunque sean para delaitarse con estos descubrimientos.

    La proxima vez que pasee por la calle Arenal (lo cual hago muy a menudo) me fijaré en esa estatua. Ya tu estatua.

    Feliz 2009!!!

    Por cierto: a andreilla la tienes mosca. jajajajaja. Pero yo soy una tumba.

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  7. Jajajajaja. Que siga mosca, me encanta la idea. Jajajaja.

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  8. Hey, amigo.
    Te superas cada día. Eres un poeta y una cajita lllena de sorpresas. Y parecías distraído cuando la mirabas.

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  9. Buenos días un año después de publicarlo.
    Es magnífico, me ha emocionado. No es por alabarte, has hecho una magnífica descripción de lo que vemos cada día por Madrid sin darle la importancia que tiene.

    Un abrazo, nuareg. Un abrazo, hombre azul.

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