Eran jóvenes y bellas, como nosotros. Cantaban como dos sirenas homéricas, desde las procelosas aguas de los aledaños del estanque del Retiro. Eran los años 90 y nos robaron el corazón. Fueron efímeras, como todo lo sublimes, y las tendremos siempre en nuestro corazón...
¿Y si Prometeo tuviera razón?
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¿Y si el mayor castigo no fuera el dolor, sino la lucidez?
¿Y si el fuego que robamos para iluminar el mundo nos estuviera quemando
por dentro?
¿Y s...
Hace 2 días
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