Cualquier mañana al trasluz
de unos ojos que acarician
es para un corazón
más que mil llamadas, con sus prisas.
Pausa, prisa, pausa, prisa.
¿Te vale con que te mire?
¿Te vale con que te oiga,
mientras hablas, mientras ríes?
Risa, llanto, risa y llanto.
A veces el llanto puede a la risa.
Otras la risa pide paso a un llanto
de caricias y de abrazos.
Confía, no desconfíes,
¡por qué no esperarla, tal vez en vano!
Desearla, en esa noche, negra,
blanca, negra, blanca, noche del alma.
Desearla ... tal vez mañana
Dos rosas ... y el abedúl
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Wednesday, September 05, 2018
Dos rosas
Mientras leo textos sobre el neoliberalismo, la huelga portuaria de 1903 en
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Hace 20 horas